Saturday, April 16, 2016

April 16, Saturday THE GOOD SIDE OF SORROW Ecclesiastes 7:1-14

April 16, Saturday
THE GOOD SIDE OF SORROW
Ecclesiastes 7:1-14

“Sorrow is better than laughter because a sad face is good for the heart.”
Ecclesiastes 7:3

Sorrow can be good for the soul. It can reveal hidden depths within us and in God.  Sorrow makes us think seriously about ourselves. It makes us ponder our motivations, intentions, and interests.  We are able to know ourselves as never before.

Sorrow also helps us to see God as we have never seen him before.  In the midst of his terrible affliction, Job said: “My ears had heard of you but now my eyes have seen you.”

Jesus, the perfect human being, is described as a “man of suffering,” someone who was intimately acquainted with affliction. It is difficult to imagine, but even the incarnate Son of God learned and grew through means of the pain he experienced.  When we think about His sorrow and about our own, we are able to better appreciate what God is trying to achieve in us through the affliction that we suffer.

The author of Ecclesiastes wrote: “Sorrow is better than laughter, because a sad face is good for the heart.”  Those who deny sorrow and do not allow it to do its work, who trivialize it or try to shrug it away, are superficial and indifferent. They never understand themselves or others very well.  In fact, I believe that before God can really use us, we need to first learn to experience distress.

Prayer: We give you thanks, Lord, for sorrow.  Help us to take true advantage of it for our lives. Help us to understand that we can occasionally learn more from sorrow than from laughter. Amen.  

LO BUENO DE LA TRISTEZA
ECLESIASTÉS 7:1-14

“Mejor es el pesar que la risa, porque
con la tristeza del rostro se enmendará el corazón”
Eclesiastés 7:3

La tristeza puede ser buena para el alma. Puede destapar profundidades ocultas en nosotros y en Dios.
La tristeza nos hace pensar seriamente en nosotros. Nos hace ponderar nuestras motivaciones, intenciones e intereses. Llegamos a conocernos como nunca antes.
La tristeza también nos ayuda a ver a Dios como no lo hemos visto nunca. Job dijo en medio de su terrible aflicción: “He sabido de ti sólo de oídos, pero ahora mis ojos te ven”
Jesús, el ser humano perfecto, es descrito como “varón de dolores”, alguien que conoció la aflicción íntimamente. Es difícil de imaginar, pero hasta el Hijo de Dios encarnado aprendió y creció por medio del dolor que experimentó. Cuando pensamos en Su tristeza y preocupación por la nuestra, apreciamos más lo que Dios está tratando de lograr en nosotros a través de la aflicción que soportamos.
El autor de Eclesiastés escribió: “Mejor es el pesar que la risa, porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón” Los que no dejan que la tristeza haga su obra y la niegan, la trivializan o tratan de disculparla, son superficiales e indiferentes. Nunca se entienden muy bien a sí mismos, ni a los demás. De hecho, creo que antes de que Dios nos pueda usar mucho, debemos primero aprender  a afligirnos.


 Oración: Te damos gracias Señor, por la tristeza. Ayúdanos a sacar verdadero provecho de ella para nuestras vidas. Ayúdanos a comprender que en ocasiones, podemos aprender más de la tristeza que de la risa. Amén.

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