Wednesday, April 26, 2017

Wednesday, April 26 Anniversary of the Church San Nicolás de Bari THE WATER THAT QUENCHES OUR THIRST JOHN 4:7-15

Wednesday, April 26
     Anniversary of the Church San Nicolás de Bari

THE WATER THAT QUENCHES OUR THIRST
JOHn 4:7-15

“…but whoever drinks the water I give him will never thirst. Indeed, the water I give him will become in him a spring of water welling up to eternal life.”
John 4:14

There is a story about a man who was traveling on the ocean when his ship sunk.  After drifting for several days, he was found by a fishing boat. Once he had recuperated from his ordeal, he told how he had committed an error during the shipwreck:  when he became thirsty, he drank saltwater. Instead of quenching his thirst, it added to his dehydration and worsened his condition.

We often commit the same error as the man in this story.  We thirst for love, for understanding, for meaning in our lives, and we try to quench it with things that, far from helping us, only make things worse:  an addiction, money, feeding our egos, yearning for power, etc.

Jesus promised us water that will quench our thirst forever.  Let us stop filling our bodies with “the saltwaters of this world.”  Let us dedicate more time to prayer, to cultivating our spiritual lives, to reading the bible and to gathering together with our brothers and sisters in the faith.

Let us actively participate in the life of the church, sharing our gifts and being citizens of good deeds. 
Prayer: Jesus, you who are our living water,  fill our lives so that we no longer thirst.  Forgive us when we try to sate our desires with water that, far from helping us, harms us instead.  Amen.

Translation by Elisa Menocal


     Aniversario IPR de San Nicolás de Bari

EL AGUA QUE SACIA NUESTRA SED
Juan 4:7-15

mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed
jamás; sino que el agua que yo le daré será en él
una fuente de agua que salte para vida eterna.
Juan 4:14

Cuentan que una vez un hombre viajaba por el océano y su barco se hundió. Luego de andar a la deriva por varios días, fue encontrado por un bote pesquero. Al recuperarse de su pésima condición, contó su testimonio acerca de un error cometido durante su naufragio: al sentir sed, bebía agua salada. Esto, lejos de saciar su sed, favorecía la deshidratación, empeorando su situación.
Muchas veces cometemos el mismo error del hombre de esta historia. Tenemos sed de amor, de comprensión, de sentido para nuestras vidas e intentamos saciarla con cosas que lejos de ayudarnos nos perjudican más: una adicción, el dinero, la alimentación de nuestro ego, el ansia de poder, etc.
Jesús nos prometió un agua que saciaría nuestra sed para siempre. Dejemos de llenar nuestros cuerpos de “las aguas saladas de este mundo”Dediquemos más tiempo a la oración, a cultivar nuestra vida espiritual, a leer la biblia y reunirnos con nuestros hermanos y hermanas en la fe. Participemos activamente de la vida de la iglesia, compartamos nuestros dones y seamos ciudadanos de bien.

Oración: Jesús, tú que eres nuestra agua viva, sacia nuestras vidas para que no tengamos más sed. Perdónanos cuando intentamos saciarnos con las aguas que lejos de ayudarnos, nos hacen daño.   


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