Thursday, January 11, 2018

Thursday, January 11 A GOOD SIGN Isaiah 7:10-17

Thursday, January 11
A GOOD SIGN
ISAIAH 7:10-17

Ask the Lord your God for a sign,
whether in the deepest depths or in the highest heights. (NIV)
Isaiah 7:11

The prophet Isaiah spoke those words to King Ajaz who was about to be invaded by two neighboring peoples. In this message given by God, Isaiah also announces to him: take care, but be not afraid, have no fear, nor be intimidated. (4) The prophet urges him to have a firm faith, to remain upright before the threats of war.

God’s promise is that the kingdom of Judah will be liberated; therefore, fear not, the dangers of dethroning the descendants of King David would disappear. Isaiah proclaims the sign, he asks that something may happen that announces God’s protection for that people.

The prophet does not speak of a miracle or of a fantastic action of the magical arts. That sign finally materialized, and it was a young pregnant woman who had a son whom she called Emmanuel, which means God with us. That symbolic name reaffirms divine protection for King Ajaz and the people of Judah.

And what if we transported Isaiah’s prophecy to our times, to our own lives? What sign would each of us receive? What announces God’s presence and protection? Perhaps the answer may be in the simple things that surround us daily: the joys, the emotion of being able to have someone whom we can embrace and say, “I love you,” or forgiving the one that hurt us deeply, giving ourselves the possibility of forgiving ourselves, and so many other signs that are in us to be discovered. Do we accept the challenge?

Prayer: Lord, let us see your signs every day, and in each circumstance that life presents us. We ask in Jesus’s name, amen.

Translated by John Walter





UNA BUENA SEÑAL
ISAÍAS 7:10-17

Pide al Señor tu Dios que haga un milagro que te sirva de señal,
ya sea abajo en lo más profundo o arriba en lo más alto.
Isaías 7:11

El profeta Isaías pronuncia estas palabras al rey Ajaz, quien estaba a punto de ser invadido por dos pueblos vecinos. En este mensaje dado por Dios, Isaías le anuncia también: Ten cuidado, pero no te asustes, no tengas miedo ni te acobardes. (v4). El profeta lo insta a tener una fe firme para permanecer en pie ante las amenazas de guerra.

La promesa de Dios es que el reino de Judá será liberado, por tanto, no tendrían miedo, los peligros de destronar al descendiente del rey David desaparecerían. Isaías proclama una señal, solicita que suceda algo que anuncie la protección de Dios para ese pueblo.

El profeta no habla de un milagro o de una acción fantástica como por arte de magia. Esa señal finalmente se concretó y fue una joven embarazada que tuvo un hijo al que llamó Emmanuel, que significa:  Dios con nosotros. Ese nombre simbólico reafirma la protección divina para el rey Ajaz y su pueblo de Judá.

¿Y si esa profecía de Isaías la transportamos a nuestra realidad, a nuestra propia vida? ¿Qué señal recibimos cada uno de nosotros? ¿Qué nos anuncia la presencia y protección de Dios?

Quizás la respuesta esté en las cosas sencillas que nos rodean diariamente: las alegrías, la emoción de poder tener a alguien a quien abrazar y decirle: “te quiero”; el perdonar a quien nos hirió profundamente, el darnos la posibilidad de perdonarnos a nosotros mismos. Y tantas otras señales está en nosotros descubrirlas. ¿Aceptamos el desafío?

Oración: Señor, permítenos ver tus señales todos los días y ante cada circunstancia que se nos presenten en la vida. Por Jesús te lo pedimos, amén.



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