Sunday, April 22, 2018

Sunday, April 22 CAUSE AND EFFECT IN RELATIONSHIPS 2 CHRONICLES 15:1-8


Sunday, April 22
CAUSE AND EFFECT IN RELATIONSHIPS
2 CHRONICLES 15:1-8
But you, take courage!  Do not let your hands be weak,
 for your work shall be rewarded.
2 Chronicles 15:7 (NRSV)

One recurring theme in the Scriptures is that if you are faithful, you will receive your reward. A field in which we can employ this principle is in our human relationships.  Loving relationships require patience.  Patience must come to be a life habit.  We cannot expect all our differences to be resolved overnight, after only one conversation.  It takes time and diligence to understand the other’s point of view and to work out solutions to our differences.  It is a lifelong process, and at the same time it is the heart and soul of relationships. We cannot build positive relationships without paying attention to the process of communicating our thoughts and feelings, looking for understanding, affirming one another and finding feasible solutions. 

Don’t expect perfection from yourself or the people around you.  On the other hand, don’t settle for anything less than a relationship built on love.  We should expect momentary relapses.  None of us changes instantly, and often we return to repeat old errors.  It is said, “Rome was not built in a day”.  This is also true of our relationships. Exercise patience and it is likely that you will be rewarded. 

Prayer: Father, I put myself in your hands this day. Convert me into a being worthy of you and of the brothers and sisters around me.  Allow your light to shine through me. Amen. 

Translation by Deborah McEachran

CAUSA Y EFECTO EN LAS RELACIONES
2 CRÓNICAS 15:1-8
Pero esforzaos  vosotros, y no desfallezcan  vuestras manos;
pues hay recompensa para vuestra obra
2 Crónicas 15:7

Uno de los temas recurrentes en las Escrituras es que, si eres fiel, recibirás tu recompensa. Un ámbito en el cual podemos emplear este principio es en nuestras relaciones humanas. Las relaciones de amor requieren paciencia. La paciencia debe llegar a ser una forma de vida. No podemos esperar que todas nuestras diferencias se resuelvan de la noche a la mañana, con una sola conversación. Requiere tiempo y diligencia entender el punto de vista del otro y negociar las respuestas a nuestras diferencias. Es un proceso de toda la vida y, a la vez, es el corazón y alma de las relaciones. No podemos edificar relaciones positivas sin ser diligentes en el proceso de comunicar nuestros pensamientos y sentimientos, buscar un entendimiento, afirmarnos uno al otro y encontrar soluciones factibles.

No esperes la perfección de ti mismo ni de las personas que te rodean. Por otro lado, no te conformes con algo menos que una relación de amor. Debemos dejar margen para recaídas momentáneas. Ninguno de nosotros cambia instantáneamente, y a menudo volvemos a repetir errores antiguos. Se dice que “Roma no se construyó en un día”. Esto también sucede en las relaciones. Ejerce la paciencia y es probable que seas recompensado.

Oración: Padre, en tus manos me pongo en este día. Conviérteme en un ser digno de ti y de los hermanos y hermanas que me rodean. Permite que tu luz brille a través de mí.  Amén.


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