Friday, June 8, 2018

Friday, June 8 BEING WELCOMING 2 Kings 8-16


Friday, June 8
BEING WELCOMING
2 KINGS 8-16

Let us make a small roof chamber with walls,
and put there for him a bed, a table, a chair, and a lamp,
so that he can stay there whenever he comes to us.".
2 Kings 4:10 (NRSV)

            The story of the Shunammite woman and the prophet Elisha is a splendid example of hospitality and of welcome. Concerning the Shunammite we can note that she took the initiative for hospitality without knowing well the person who would receive it, it was her sensitivity that opened the doors of her house. This woman took the time to learn to recognize in Elijah the presence of a holy man of God; she took the trouble to realize more deeply whom she was receiving. Finally, this selfless act was crowned with the fulfillment of her most cherished dream, to have a son.
            Today, we live in a world where distrust and selfishness prevail over hospitality and mercy. However, this reading reminds us that it is worth the trouble to be spontaneous in our vocation of service and care, and moreover to go further sufficiently to promote relationships that are deep and not superficial.
            Let’s open ourselves to the many needs for hospitality that surround us daily. In addition to those who need a roof or the most basic foodstuffs, we also need to be aware of those who want to be heard or helped to deal with different situations of injustice, misunderstanding, intolerance, violence . . .
            Let us allow God to guide us to meet and welcome those who need it so much. Let us be as grateful as Elisha who responded with a beautiful gesture to the love that opened before him. Thus, surely what seems impossible will come true, and no stumbling block will be able to remove hope from our lives.

Prayer: Good and gracious God, may we be submissive creatures in your hands to show your love through concrete actions. Amen.

Translation by John Potter

Ser acogedores
2 Reyes 8-16

Debiéramos hacerle un pequeño aposento en la azotea, y poner allí una cama y una mesa, y una silla y un candelero, para que cuando pase por aquí pueda quedarse con nosotros.
2 Reyes 4:10

La historia de la sunamita y el profeta Eliseo es un magnífico ejemplo de hospitalidad y de agradecimiento. Sobre la actitud de la sunamita notemos: que tuvo la iniciativa de la hospitalidad sin saber muy bien a quién recibía, fue su sensibilidad quien abrió las puertas de su hogar. Esta mujer, pasado un tiempo supo reconocer en Eliseo un santo varón de Dios, es decir, estuvo atenta para conocer más profundamente a quien recibía. Por último, su gesto desinteresado estuvo coronado por la satisfacción de su más anhelado sueño: tener un hijo.

Hoy vivimos en un mundo donde la desconfianza y el egoísmo imperan sobre la hospitalidad y la misericordia. Sin embargo, esta lectura nos recuerda que vale la pena ser espontáneos en nuestra vocación al servicio y el cuidado, y, además, profundizar suficientemente y promover así relaciones profundas y no superficiales.

Abrámonos a las tantas necesidades de acogida que hoy nos rodean. Además de aquellos o aquellas que necesitan de un techo y el alimento más elemental, también a quienes les urge ser escuchados y asistidos bajo múltiples situaciones de injusticia, incomprensión, intolerancia, violencia…

Dejemos que Dios nos guíe para atender y acoger a quienes tanto lo necesitan. Seamos agradecidos como Eliseo, que respondió con un hermoso gesto al amor que se abría ante él. Así, seguramente, lo que parece imposible será cierto, y ningún tropiezo quitará la esperanza de nuestras vidas.

Oración: Dios bueno, que seamos dóciles criaturas en tus manos para expresar tu amor a través de gestos concretos. Amén.


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