Sunday, November 14

Day of the Presbyterian national Museum “Blanca R. Ojeda” (Cárdenas)

TO KNOW GOD IN TRIBULATION

Job 1:13-22

And he said, “naked I came from my mother’s womb, and naked I will depart. The Lord gives and the Lord takes away; may the name of the Lord be praised.”

Job 1:21

            Job was a righteous man, one of the few that our Eternal Father described through the prophet Ezekiel: that he could save his life if it were for his own righteousness. But even this righteous man had to learn to walk through the water of trial. He suffered a great deal, and he did not hesitate to say one of the most faithfilled phrases: “Naked I came out of my mother’s womb, and naked I will return there. The Lord gave, and the Lord has taken away. Blessed be the name of Jehovah.”

            Job endured many afflictions, he also doubted. He came to curse his birth, he cried inconsolably while he spoke with God. However, throughout the tribulation, he was learning his true state. Thus, he got closer to his Eternal Father and came to declare, “By hearsay I had heard you; but now my eyes see you.” What a statement!

            The conclusion of Job’s trial was a resounding victory, not only because he had regained what he had possessed, but because his whole life was enriched by the knowledge of the Most High.

 

Prayer: Forgive me, God, because many times I think you forget about me. But every day and every moment I can see your care in my life. I trust you like Job did. Amen.

 

Translation by John Walter

 

Noviembre 14,  domingo

Día del Museo Nacional Presbiteriano “Blanca R. Ojeda” (Cárdenas)

CONOCER A DIOS EN LA TRIBULACION

Job 1:13-22

 

Y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre  de Jehová bendito.

Job 1:21

            Job era un hombre justo, uno de los pocos que nuestro Padre Eterno dijo, a través de su profeta Ezequiel, que podrían salvar su vida si fuera por su propia justicia. Pero aun este justo hombre tuvo que aprender a caminar por las aguas de la prueba. Sufrió mucho, me atrevería a pensar que como pocos hombres, y no dudó en decir una de las frases más llenas de fe: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre  de Jehová bendito.

            Job soportó muchas aflicciones, también dudó. Llegó a maldecir su nacimiento, lloró desconsolado mientras hablaba con Dios; sin embargo, a través de la tribulación, estaba conociendo su verdadera condición. Así se acercó más a su Padre Eterno y llegó a declarar: De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. ¡Qué afirmación!

            La conclusión de la prueba  de Job fue una  rotunda victoria, no sólo por haber recuperado lo que poseía, sino  porque su propia vida se enriqueció con el conocimiento del Altísimo.

 

Oración: Perdóname Dios, porque muchas veces pienso que te olvidas de míí. Pero todos los días y a cada momento puedo ver tu cuidado en mi vida. Confío en ti, como lo hizo Job. Amén.