Tuesday, December 18, 2018

Tuesday, December 18 LOSSES MATTHEW 6: 25-32


Tuesday, December 18
LOSSES
MATTHEW  6: 25-32
Brothers and sisters, we want you to know about people
who have died so that you won’t mourn like others
 who don’t have any hope.
I Thessalonians  4:13 CEB

Several years ago, at a major psychological conference, they released the results from research in Cuba on the causes of stress.  At that time I was surprised at the idea that the primary cause of stress was what the authors called “the loss of a beloved object.” That was surprising, right?  One would think that other factors would cause more stress in a population, such as daily problems of material shortages.  To lose something we love is a source of stress.  It could be a loved one, but it also could be something physical. There are people who cling to their possessions and suffer terribly when a loss occurs.  It is true that as humans we get used to what we have, and losing it causes a state of anxiety, pain, powerlessness or insecurity.  In the middle of our shortages or situations of loss, we need to draw strength that God is the one who provides for us, and meets our needs.  When we lose someone we love who cannot be replaced, we should trust that death is not the end, but a new stage in the journey we are invited to travel with God.  As we near Christmas, may the light of the babe of Bethlehem enable us to recover our hope, despite our losses. 

Prayer: In the midst of our anguish over the things we lose, and over the people we love who have left us, help us to remember that you, Lord, always care for us, and that our lives belong to you.  Amen.


Translation by Deborah McEachran


PÉRDIDAS
MATEO  6: 25-32
Tampoco queremos,  hermanos,  que ignoréis acerca de
los que duermen para que no os entristezcáis
como los otros que no tienen esperanza
I Tesalonicenses  4:13

Hace varios años, en un evento importante de Psicología, se dieron a conocer, como resultado de cierta investigación en Cuba, las causas del estrés. En esa oportunidad me sorprendí con la idea de que lo que mayormente incidía era lo que los autores denominaban “la pérdida del objeto amado”. Curioso, ¿verdad?, uno pensaría que otras cosas acuciantes serían lo que más estrés provocaría a la población, como los problemas cotidianos de carencias materiales. Perder lo que uno ama se torna fuente de estrés. Puede que sea un ser amado, pero pudiera ser también algo material. Hay personas que se aferran a sus posesiones y sufren terriblemente cuando alguna pérdida les ocurre. Lo cierto es que como humanos nos acostumbramos a lo que poseemos y el perderlos genera un estado de ansiedad, de dolor, de impotencia o inseguridad. En medio de nuestras carencias o situaciones de pérdidas, necesitamos descansar en la confianza de que Dios es quien provee para nosotros, y suple nuestras necesidades. Cuando perdemos un ser querido que no puede ser remplazado, debemos seguir teniendo la fe depositada en que la muerte no es el final, sino una nueva etapa del camino se nos invita a recorrer con Dios. Cuando se acerca la navidad, dejemos que la luz del niño de Belén nos haga recobrar la esperanza, a pesar de nuestras pérdidas.

Oración: En medio de nuestras angustias por las cosas que perdemos, por los seres que amamos que se nos van, ayúdanos a recordar que tú, Señor, siempre tienes cuidado de nosotros, y que nuestras vidas te pertenecen. Amén.

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