Thursday, November 23, 2023

THURSDAY, NOVEMBER 23rd

I AM WEAK, LORD

Luke 19:41-44

As he approached Jerusalem and saw the city, he wept over it and said, “If you, even you, had only known on this day what would bring you peace…”

Luke 19:41-42 (NIV)

Jesus knew all about the terror that awaited him in Jerusalem. He knew the consequences of suffering it in the flesh. And it is very touching this very human image, which reflects the longing expressed in the text when observing the city. The great Savior of the world, weeps on the eve of his sacrifice, and takes time to stop and recognize his own pain and fragility. 

Often when a difficult situation arises, it causes us despair and dulls the senses. Doubts and anxieties begin, and we rarely stop to take a breath. When it is a situation of loss, of radical change, of death, we may lose our way and become paralyzed by the fear of demonstrating our fragility. Jesus invites us to take a moment, to stand face to face with what is imminent.

He invites us to recognize that we are fragile, to express our pain, to let those tears flow, which are crowded inside us, squeeze our throats, and hurt us. Let us find a moment to take a breath, to be able to continue, as Jesus did, with all that awaits us on the road.

 

Prayer: Father, may I recognize my own fragility and even in the face of the greatest pain, may I find comfort in you, to continue on my way. Amen.

 

Translation by Susan Metcalf Smith

 

JUEVES, 23 DE NOVIEMBRE

SOY DÉBIL, SEÑOR

Lucas 19:41-44

En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: ¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz!

Jesús sabla todo el terror que le aguardaba en Jerusalén. Sabla de las consecuencias que sufrirla en carne propia. Y resulta muy conmovedor esta imagen tan humana, que brota de ese anhelo expresado en el texto al observar la ciudad. El gran Salvador del mundo, llora ante las vlsperas de su sacrificio, y se toma el tiempo de detenerse y reconocerse en su dolor y fragilidad.

Muchas veces la llegada de alguna situación dif lcil, hace que nos desesperemos y se aturden los sentidos. Comienzan las negaciones, las ansiedades y pocas veces nos detenemos a tomar un respiro. Cuando se trata de una situación de pérdida, de cambio radical, de muerte, puede pasar que perdamos el rumbo y nos paraliza el miedo a demostrar nuestra fragilidad. Jesús nos invita a hacer una pequeña pausa, a quedarnos frente a frente ante lo inminente.

Nos convida a reconocernos frágiles, a expresar nuestro dolor, a dejar correr esas lágrimas que agolpadas dentro nos aprietan la garganta y nos dañan. Encontremos el momento de tomar aliento, para poder continuar, como Jesús, con todo lo que nos espera en el camino.

 

Oración: Padre, que reconozca mi fragilidad y que aún frente al mayor dolor, pueda reconfortarme en ti, para seguir mi camino. Amén

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