Wednesday, May 8
A LIVING WITNESS
2 TIMOTHY: 4:1-8
I have fought the
good fight, I have finished the race,
I have kept the faith
2 Timothy 4:7 (NRSV)
When a few years
ago I heard the news of the death of Armando Suárez, better known as Pipo, the
pastor to the sick, I thought that people really do come into this world to
give witness to God’s love. Pipo was passionate, a man who spoke of the work of
visitation with an incredible passion. His gaze was deep and his words
convincing when it concerned bringing the good news of Jesus Christ to those
who were sick. His prayer life wasn’t limited to intercessions for people with
health problems. In his ample list of prayer objects were pastors, seminarians,
and many people who entrusted their needs to him. His memory of people’s names
was proverbial, a quality which gave credibility to his care and commitment to
be a good companion.
Pipo will always
be with us, because his life showed the true way of companionship and healing
to the most vulnerable.
We give thanks
for his witness.
Prayer: Good and gracious God, today we want to thank you for the
life of Armando Suárez, knowing that he is in your presence. May his witness be
a living example of following your call and running the race of faith. We pray
in the name of Jesus Christ. Amen.
Translation by John
Potter
UN TESTIMONIO VIVO
2 TIMOTEO: 4:1-8
He peleado la buena batalla,
he acabado la carrera, he guardado la fe
2 Timoteo 4:1
Cuando hace algunos años
supe la noticia del fallecimiento de Armando Suárez, más conocido por Pipo, el
pastor de los enfermos, pensé en que hay personas que realmente vienen a este
mundo para dar testimonio del amor de Dios. Pipo era un hombre vehemente, que
hablaba de la labor de visitación con una pasión increíble. Su mirada era
profunda y su palabra muy convincente cuando se trataba de llevar la buena
noticia de Jesucristo a las personas enfermas. Su vida orante no se limitaba a
la intercesión por personas afectadas en su salud. En su amplia lista de
motivos de oración se encontraban también pastores, pastoras, seminaristas y
muchas personas que le confiaban sus necesidades. Era también proverbial su
memoria para llamar a las personas por su nombre, una cualidad que daba cuenta
de su cuidado y empeño como buen acompañante.
Pipo siempre estará con
nosotros, porque su vida nos mostró la verdadera manera de acompañar y sanar, a
los más vulnerables.
Damos gracias a Dios por
su testimonio.
Oración: Dios bueno, hoy queremos agradecerte por la vida de
Armando Suárez, sabemos que él está en tu presencia. Permite que su testimonio
sea un ejemplo vivo para atender a tu llamado y seguir la carrera de la fe. Por Cristo Jesús. Amén.
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