Saturday, April 17, 2021

Saturday, April 17

HOW DO YOU DEAL WITH ANGER?

Jonah 4:1-11

But God said to Jonah, “Is it right for you to be angry about the bush?” And he said, “Yes, angry enough to die.”

Jonah 4:9 (NRSV)

            Jonah was angry at God’s mercy towards Ninevah, and in his anger he did not understand that he was questioning God’s decision. He didn’t understand God and his infinite mercy, did not intimately know the loving God who saves and pardons those with repentant hearts. There is so much confusion in the life of this man and his desire to die for his anger and pride that it prevents him from thinking of the well-being of the Ninevites. Jonah’s anger doubtless has deep roots.

            It’s possible that we don’t take into account what happens to us physically when we are angry, but we do perceive how we feel. Anger is destructive. The angry person is self-destructive, and that destruction is even more terrible since it isn’t visible. What should silence our discontent is that as our “bushes” disappear – possessions, relations or joys of this world, we must not be angry with God, because God never disappears. Our bushes wither away when we don’t know how to identify the cause of their origin.

 

Prayer: Eternal Father, help us to maintain an equilibrium in our lives and to trust in your permanent presence. Don’t let anger control us. Forge in us a new Christian character. Amen.

 

Translation by John Potter

 

Abril 17,  sábado

¿CÓMO LIDIAR CON EL ENOJO?

Jonás 4:1-11

Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: mucho me enojo hasta la muerte.

Jon. 4:9

            Jonás se enoja por la misericordia de Dios sobre Nínive, y en su enojo no percibe que está cuestionando la decisión de Dios. No comprende a Dios, no entiende su misericordia infinita, no conoce íntimamente al Dios amante que salva y perdona a quienes se arrepienten de corazón. Hay confusión en la vida de este hombre y desea morir porque su enojo y orgullo no le permiten pensar en el bienestar de los ninivitas. El enojo de Jonás sin dudas tiene raíces profundas.

            Puede ser que no nos demos cuenta de lo que ocurre físicamente en nosotros cuando nos enojamos; pero sí percibimos cómo nos sentimos. El enojo es destructivo. La persona enojada se destruye a sí misma y esa destrucción es aún más terrible porque no es evidente. Lo que debe silenciar nuestro descontento es que al desaparecer nuestras calabaceras: posesiones, relaciones o goces de este mundo, no debemos enojarnos con Dios porque El nunca desaparece. Nuestras calabaceras se marchitan cuando no sabemos identificar la causa que la origina.

 

Oración: Padre eterno, ayúdanos a mantener el equilibrio en nuestras vidas y a confiar en tu permanente presencia. No permitas que el enojo nos controle. Forja en nosotros el verdadero carácter cristiano. Amén

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