Monday, April 19
BEING THANKFUL
Luke 17:11-19
He prostrated himself at Jesus’ feet and thanked him. And he was a Samaritan.
Luke 17:16 (NRSV)
Only one of the twelve lepers who had been healed returned to where Jesus was to thank him, glorifying God for the healing that he had received. They had obeyed the instruction of the Lord and gone to show themselves to the priests; all were cleansed of the terrible malady of leprosy. So it is with God: we simply must obey him and move ahead because in that walk we receive liberation.
The only one who returned to give thanks to the Lord was a Samaritan, one who, in other words, was among the least likely to thank God was the one who prostrated himself at Jesus’ feet and with a thankful heart poured his heart out in front of Jesus. What is surprising is that Samaritans in that society were considered to be trash; nevertheless, the Samaritan was not only saved physically from his illness but that he was freed mentally and spiritually.
Ingratitude only allows us to constantly complain about others and show ourselves to be sad, resentful, and lonely. Those who are always complaining seem as if they have few good things to be grateful for; and they lose their lives without realizing it nor do they enjoy all the blessings that the Lord continually gives to them. To prosper in life we have to give thanks to God for all that happens in our lives.
Prayer: Lord, thank you for this day of living. Thank you for the gift of salvation. Thank you for all the good that occurs and also for those things that we deem bad but which contribute to the strengthening of our lives.
Translation by John Potter
Abril 19, lunes
SER AGRADECIDOS
Lucas 17:11-19
y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano.
Lc.17:16
Solo uno de los diez leprosos sanados regresó donde Jesús para agradecerle, glorificando a Dios por la sanidad que había recibido. Ellos habían obedecido la instrucción del Señor y mientras iban a mostrarse a los sacerdotes todos fueron limpiados de la terrible enfermedad de la lepra. Así sucede con Dios; sencillamente hay que obedecerle y avanzar, porque en ese andar llega la liberación.
El único que regresó a dar gracias al Señor fue un samaritano, o sea, de quien menos se esperaba que agradeciera a Dios fue quien se postró a los pies de Jesús y con corazón agradecido vertió su alma delante del Señor. Lo sorprendente es que se consideraban a los samaritanos como desecho en esa cultura; sin embargo, el samaritano, no solo fue salvado físicamente de su enfermedad, sino que fue libre mental y espiritualmente.
La ingratitud solo permite que nos quejemos constantemente de los demás, mostramos tristeza, resentimiento, soledad. A los quejosos siempre les parece que hay pocas cosas buenas para agradecer; y pierden la vida sin percatarse ni disfrutar todas las bendiciones que el Señor les regala continuamente. Para tener una vida próspera debemos aprender a dar gracias a Dios por todo lo que sucede en nuestra vida.
Oración: Señor, gracias por este día de vida. Gracias por el regalo de la salvación. Gracias por todo lo bueno que ocurre y también por aquellas cosas que creemos son malas pero que contribuyen a la edificación de nuestra vida. Amén.
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