Sunday, February 23
THE DIFFERENCE
MATTHEW 13:10-16
“But
blessed are your eyes because they see, and your ears because they hear.”
Matthew
13:16.
With our ruined senses, we look at
the light of day and do not see it. We
are unable to hear and we can extend our hands but we do not touch anything. In
spite of all the incense of Arabia burning, we will continue on our path
without perceiving its aroma. We eat and
we drink, but the taste of the food and the quality of the water escape
us. There lies the difference between
Jesus and the rest of the human race.
For Him, the wail of an infant was as powerful as the cry of all
humanity, whereas for us it is nothing more than a whine. For Him, the root of a plant was a yearning
toward God, whereas for us it is nothing more than a root hidden beneath the
dirt.
“The value of the little things in life: with each loving
look, someone is made happy. With each
word of forgiveness, a piece of my selfishness disappears. With each kind word, I will decrease several grades
of the harshness in the world. With each
little thing that I may offer, another human being will find comfort. With each
prayer that I lift up, I will gain an endless amount of mercies. With each
smile, I will plant a new hope…with each thorn that I remove, someone will
bless my hand. With each act of Faith, I will sing a hymn unto life. With each rose that I offer, the angels will
say: ‘Amen!’”
Prayer: Thank you, Lord, for the little details that color our
lives. Amen.
LA
DIFERENCIA
MATEO 13:10-16
“Pero dichosos ustedes, porque tienen ojos
que ven y oídos que oyen”
Mateo 13:16.
Nosotros
con nuestros sentidos arruinados, miramos en la luz del día y no vemos. Somos
incapaces de oír y podemos extender nuestras manos pero no tocamos. Aunque arda todo el incienso de Arabia,
seguiremos nuestro camino sin percibir su aroma. Comemos y bebemos, pero el
sabor de la comida y la calidad del agua huyen de nosotros. Ahí reside la
diferencia entre Jesús y el resto de los seres humanos. Para Él un gemido infantil era tan poderoso
como el grito de toda la humanidad, mientras que para nosotros no es más que un
gemido. Para Él la raíz de una planta
era un anhelo hacia Dios, y para nosotros no es más que una raíz sepultada en
la tierra.
“El valor de las pequeñas cosas: Con cada
mirada amorosa, alguien quedará feliz. Con cada palabra de perdón, se irá una parte de mi egoísmo. Con cada
palabra suave, disminuiré unos grados la dureza en el mundo. Con cada cosa que
ofrezca, otro ser humano encontrará consuelo. Con cada oración que eleve,
ganaré un sin fin de gracias. Con cada sonrisa, plantaré una esperanza… Con
cada espina que arranque, alguien bendecirá mi mano. Con cada acto de Fe,
cantaré un himno a la vida. Con cada rosa que ofrezca, los ángeles dicen
¡Amén!”
Oración: Gracias Señor, por los pequeños detalles que colorean nuestras vidas.
Amén.
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