February 25, Tuesday
BEING DISCIPLES
JOHN 8: 29-31
This
is how everyone will know that you are my disciples when you love each
other.
John 13: 35 (CEB)
Perhaps most of us have been able to
be a participant in our congregation in the marvelous exchange experiences with
sisters and brothers who visit us from other countries. In exchanges like
these, one learns a lot about the life of other churches outside of our context
and of their faith challenges that are basically not so dissimilar from ours.
Some people are deprived of contact with
others due to the questions around the concern of the language and other cultural
and ecclesial differences. But if we
bypass this logical fear, it has been proven that the attempt is very
enriching.
If they asked me what is the most meaningful
of these experiences, I can respond without hesitation: the love that is
demonstrated by the members of each delegation that visits us. Acceptance and caring that is shown in a
reciprocal and mutual manner can only be explained by the fact that, in reality,
in Christ we are a family; we are not strangers who pass by each other, but we
can behave toward one another like true brothers and sisters.
To be a disciple implies remaining
in the Word that has been proclaimed to us, but, much more, obeying the command
to love one another as Christ loved us.
Prayer: God of goodness and mercy, pour
out your grace on your Church so that it will be an ongoing channel of
love. Amen.
Translation by Deborah McEachran
Febrero 25, martes
SER DISCIPULOS
JUAN 8: 29-31
En esto conocerán todos que sois mis
discípulos, si tenéis amor los unos por los otros
Juan 13: 35
Tal vez
la mayoría de nosotros ha podido ser partícipe en nuestras congregaciones, de
la maravillosa experiencia de intercambiar con hermanas y hermanos que nos
visitan de otros países, en tales intercambios uno aprende muchísimo de la vida
de otras iglesias fuera de nuestro contexto y de sus retos de fe, que en
esencia no son tan disímiles a los nuestros.
Algunas
personas se privan del contacto por las interrogantes acerca de la cuestión del
idioma y otras diferencias de cultura y propiamente eclesiales. Pero si
vencemos ese temor lógico, se comprueba que el intento es muy enriquecedor.
Si me
preguntaran lo más impactante de estas experiencias puedo responder sin
titubear: -el amor que nos demuestran los miembros de cada delegación que
visita. La aceptación y el cariño que se demuestran de manera recíproca y mutua
solo se explica por el hecho de que, en realidad, en Cristo somos una familia;
no somos extranjeros de paso, sino que podemos comportarnos como verdaderos
hermanos y hermanas.
Ser
discípulo implica permanecer en la Palabra que se nos ha proclamado, pero,
mucho más, obedecer en el mandato de amarnos unos a otros como Cristo nos amó.
Oración: Dios de bondad y misericordia, inunda con tu gracia a tu
iglesia para que sea canal perenne de amor. Amén.
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