Saturday, April 3, 2021

 April 3, saturday

BRAVE IN CHRIST

John 19:38-42

Later, Joseph of Arimathea asked Pilate for the body of Jesus. Now Joseph was a disciple of Jesus, but secretly because he feared the Jewish leaders. With Pilate’s permission, he came and took the body away. He was accompanied by Nicodemus, the man who earlier had visited Jesus by night. Nicodemus brought a mixture of myrrh and aloes, about seventy-five pounds.

John. 19:38-39(NIV)

            Jesus’ disciples were poor, and they would not have been able to give him a dignified burial. Joseph of Arimathea was an important man and member of the Sanhedrin, and until then had kept secret that he was a disciple of Jesus for fear of consequences. And the other was Nicodemus, who was also a member of the council and visited Jesus at night for fear of being seen. Nicodemus brought enough spices for a king’s burial. So, Joseph gave the tomb to Jesus and Nicodemus gave him the clothes and perfumes to cover him in the grave.

            We all leave tributes when someone has died. A flower in life is worth more than all the wreaths of flowers after the person died; a word of affection or appreciation or gratitude in life is worth more than all the flowers in the world when life is over. Jesus’ death prompted Joseph and Nicodemus to do what they had not done before. The cowardice, the hesitation, the prudent reserve was over. They had been afraid when Jesus was alive, but they declared themselves for Him in a way that everyone could see when He died. The power of the Cross was already transforming cowards into heroes and hesitants into people who irrevocably decided on Christ.

 

Prayer: Lord, show us how to be courageous to proclaim the truths of your kingdom. Amen.

 

Translated by Pat Metcalf

 

Abril 3,  sábado

VALIENTES EN CRISTO

Juan 19:38-42

José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús...  Fue también Nicodemo, aquel que anteriormente había ido a verle de noche, con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras.

Jn. 19:38-39

            Los discípulos de Jesús eran pobres, y no le habrían podido dar un entierro digno. José de Arimatea era un hombre importante y miembro del Sanhedrin, y hasta entonces había mantenido en secreto que era discípulo de Jesús por temor a las consecuencias. Y el otro era Nicodemo, quien también era miembro del consejo y visitaba de noche a Jesús por temor a que le viesen. Nicodemo trajo especias suficientes para el entierro de un rey. Así que José le dio la tumba a Jesús, y Nicodemo le dio la ropa y los perfumes que habrían de cubrirle en la tumba.

            Todos dejamos muchas veces los tributos para cuando se ha muerto la persona. Una florecilla en vida vale más que todas las coronas de flores después de muerta la persona; una palabra de afecto o de aprecio o de agradecimiento en vida vale más que todos los loores del mundo cuando la vida ha terminado. La muerte de Jesús movió a José y a Nicodemo a obrar lo que no habían hecho con anterioridad. La cobardía, la vacilación, la prudente reserva se habían acabado. Habían tenido miedo cuando Jesús estaba vivo, pero se declararon por Él de una manera que todos podían ver cuando murió. El poder de la Cruz ya estaba transformando a los cobardes en héroes y a los vacilantes en personas que se decidían irrevocablemente por Cristo.

 

Oración: Señor, enséñanos a ser valientes para proclamar las verdades de tu Reino. Amén.

No comments:

Post a Comment