Monday, February 23
AN OLD
SALTSHAKER AND ITS ENORMOUS TEACHING
MATTHEW 5:13
“You are
the salt of the earth. But if the salt loses its saltiness, how can it be made
salty again? It is no longer good for
anything, except to be thrown out and trampled by men.”
Matthew
5:13
Never, in my eighty-six years of life and my sixty-five years as Pastor of
the Presbyterian Church in Cuba, have I been able to forget the teaching of
that old and small salt shaker that I wish to share with you today. Day after
day, at each mealtime I attentively observed the movements of the small metal
salt shaker, with its rounded and magnetized bottom that presided on the dining
room table in my house. The teaching of
this unforgettable salt shaker has been with me until the present. While we ate, whoever needed salt would move
it to where it could be shaken and then once the salt was shaken, the shaker
was released so that it would return to its original vertical position.
The life of a believing Christian is a life that
is moved in order to take the salt that is needed; in other words, in order to
resolve anguish and to meet peoples’ needs. Today we try to be a “Church on the
move”; a church that has to move towards the spaces where the needy are
found. We serve our society, with a
spirit of love and of service to those in need.
Today the Lord opens up opportunities to us and our churches to offer food
to the elderly, to the homeless. Some have laundries where those without the
means to do their own laundry are helped to properly wash their clothes. All of
this is done with a sincere desire to serve.
But let’s not forget the vertical part of our Mission! Let’s not
abandon the evangelical work of winning men, women, boys and girls so that they
will be part of our communities of faith.
Let’s not forsake the impetus of creating new missions. The salt shaker from home was metal and had a
rounded and magnetized bottom, capable of moving itself toward wherever it was
needed; but always returning to its vertical position…
Prayer: Eternal
God, help us to always offer ourselves to our society in the spirit of love and
service that you have taught us. Help us
to not forget the verticality of our faith, as I learned from the old salt
shaker at my home.
UN VIEJO SALERO Y SU INGENTE ENSEÑANZA
MATEO 5:13
“Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor,
¿cómo volverá a ser salada? Ya no servirá para nada, sino para ser arrojada
a la calle y pisoteada por la gente”
Mateo 5:13
Jamás, en mis ochenta y seis años de vida y mis setenta y cinco años como Pastor de la Iglesia Presbiteriana
en Cuba, he podido olvidar la enseñanza de aquel viejo y pequeño salero que hoy
quiero compartir con ustedes. Día tras días, a las horas de las comidas
observaba con atención los movimientos del pequeño salero de metal, de fondo
redondeado e imantado que presidía la mesa del comedor de mi casa. La enseñanza
de este inolvidable salero me ha acompañado hasta el presente. Mientras
comíamos, quien necesitaba sal lo avivaba hacia el lugar donde podía tomarla y
una vez lograda esa sal, lo soltaba para que pudiese retornar a su estado
vertical de origen. La vida del creyente cristiano, es vida que se mueve para
llevar la sal necesaria, es decir para resolver las angustias y necesidades de
las personas. Hoy nos esforzamos por ser ”Iglesia en salida”, que ha de moverse
hacia todos los espacios donde se encuentre el necesitado. Servimos a
nuestra sociedad, con espíritu de amor y de servicio a quien lo necesite. Hoy
el Señor nos abre oportunidades y nuestras iglesias ofrecen alimento a los
ancianos, a los desposeídos. Algunas tienen lavanderías donde se ayuda a
aquellos que no tienen oportunidades de lavar bien sus ropas. Todo esto se hace
con verdadero deseo de servir. ¡Pero no olvidemos lo vertical de nuestra
Misión! No abandonemos la labor
evangelista de ganar hombres, mujeres, niños y niñas para que sean
parte de nuestras comunidades de fe. No abandonemos el ímpetu de abrir nuevas misiones. El salero de
casa era de metal y con fondo redondo e imantado, capaz de moverse hacia el
lugar donde fuese necesitado; pero siempre regresando a su verticalidad...
Oración: Dios eterno, permite que
siempre ofrezcamos a nuestra sociedad, el espíritu de amor y de servicio que nos has enseñado.
Que no olvidemos la verticalidad de nuestra fe, tal y como aprendí con el viejo
salero de mi casa.
No comments:
Post a Comment