Tuesday, January 14
Anniversary
of the Church in La Fernanda
NEVER AGAIN ALONE
JOHN
3:16-21
“For
God so loved the world that he gave his one and only Son, that whoever believes
in him shall not perish but have eternal life.”
John 3:16
I have
a co-worker whose husband is a merchant marine. Each time he returns from a
long trip, it is interesting to hear about his experiences on his journey and
the details of the cities he visited, but he always insists that he experienced
terrible loneliness during those many months away from his family. How often we
feel alone in life! On many
occasions, even with my feet firmly planted on the ground and without
navigating through lonely oceans, we have felt alone. Jesus Christ also felt lonesome, when he prayed alone in
Gethsemane, when he stood alone before Pontius Pilate, when he was taken alone
to Calvary; but in the midst of so much solitude, that cry was heard: “Father,
into your hands I commit my spirit.”
The humanization of the Son of God offers the certainty that we shall
never again be alone. Someone is
with us; with utmost confidence, there is hope for those who are sure of his
promises. By our side marches someone, unseen by our eyes but with the conviction
in our hearts that we do not walk alone.
Prayer:
Thank you, Jesus, for always being by our side. Amen.
Aniversario de la Iglesia en La Fernanda
NUNCA MÁS SOLOS
JUAN 3:16-21
“Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito
para que todo aquel que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna”
Juan 3:16
Tengo una compañera de trabajo que su esposo es marino
mercante. Es interesante escuchar cada vez que él llega de un largo viaje, sus
experiencias de la travesía y los detalles de las ciudades visitadas, pero
siempre insiste en la terrible soledad que experimenta durante meses, alejado
de la familia. ¡Cuántas veces nos sentimos solos en la vida! En muchas
ocasiones, aun estando con los
pies puestos en la tierra y no navegando por solitarios océanos, nos hemos
sentido solos. Jesucristo también se
sintió solo, solo oraba en Getsemaní solo se encontró ante Pilato, solo
fue llevado al Calvario; pero en medio de tanta soledad, se escuchó aquel
grito: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. La humanización del
Hijo de Dios ofrece la seguridad de que nunca más estaremos solos. Alguien nos
acompaña; en medio de la más absoluta confianza, hay una esperanza para los que
estamos seguros de sus promesas. A
nuestro lado marcha alguien, no le vemos, pero en nuestros corazones
está la convicción de que no vamos solos.
Oración: Gracias Jesús, por estar siempre a nuestro lado. Amén.
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