Wednesday, January 8
Anniversary of the Church in Taguasco
A BASKET OF RIPE FRUIT
AMOS
8:1-3
“Then
the Lord said to me, ‘The time is ripe for my people Israel; I will spare them
no longer.”
Amos
8: 2
I
knew a father, an upstanding and moral man, whose behavior was
honest from every point of view.
One of his sons, however, had a totally contrasting behavior. The father loved him very much
and had great compassion towards him.
He would therefore rescue his son from the difficult situations into
which he got himself. The years passed and the father continued to bear the complaints
and criticisms of all the people who were affected. One day the son was imprisoned for having stolen from where
he worked. The father could have done something to prevent the sentence, but he
did not. He suffered bitterly, but
he understood that it was even more harmful to his son if he went on protecting
him. Sure enough, the son served
his sentence, which taught him a lesson and put him on the right track. The
Lord forgives our sins, but we could fall into the temptation to “abuse” God’s
forgiveness. We need to remember
the “basket of ripe fruit” from the Book of Amos, so that the Lord does not say
to us: “The time is ripe for you. I will spare you no longer.”
Prayer:
Lord, allow our maturity to help us
to assume responsibility for our actions.
Help
us to avoid sin. Amen.
Aniversario de la Iglesia en
Taguasco
LA CESTA
DE FRUTAS MADURAS
AMOS 8:1-3
“… y me dijo Jehová : Ha venido el fin
sobre mi pueblo Israel; no lo toleraré más”
Amós 8: 2
Conocí a un padre, hombre de mucha
moral, cuyo comportamiento era honesto desde todo punto de vista. Pero uno de
sus hijos tenía una conducta totalmente contraria. El padre le quería mucho y
sentía por él una gran compasión. Por eso siempre lo sacaba de las situaciones
embarazosas en que se metía. Pasaban los años y el padre continuaba sufriendo
las quejas y las críticas de todas las personas afectadas. Un día lo
encarcelaron por robar donde trabajaba. El padre pudo haber evitado la condena,
pero no lo hizo. Sufrió amargamente, pero comprendió que perjudicaba más a su
hijo si continuaba protegiéndolo. Efectivamente, el joven cumplió su condena,
que le sirvió de lección y tomó un buen camino. El Señor perdona nuestros
pecados, pero pudiéramos caer en la tentación de “abusar” del perdón de
Dios. Debemos recordar la “cesta
de frutas maduras” del libro de Amós, no vaya a ser que el Señor nos diga: “Ya
estás maduro. No te perdonaré
más”.
Oración: Señor, permite que nuestra madurez nos capacite para ser
responsables de nuestros actos. Ayúdanos a
evitar el pecado. Amén.
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