Saturday, November 8, 2014

Saturday, November 8 MATTHEW 6: 25-32

Saturday, November 8
LOSSES
 MATTHEW 6: 25-32
Brothers, we do not want you to be ignorant about those who fall asleep, or to grieve like the rest of men, who have no hope.”
I Thessalonians  4:13

Several years ago, at an important conference on psychology, the results of a study on the cause of stress in Cuba were discussed, and the major reason that came to light was what the authors called the “loss of the love object”.  Strange, right?  One would think that other urgent matters would be the most stress-provoking to the general population (such as the daily problems of material scarcity of every kind).

The loss of what one most loves becomes a source of stress. It could be a loved one, but it could also be a material possession.  There are people who are so attached to their possessions that they suffer terribly when a loss occurs.  What is certain is that as humans we become accustomed to what we possess and losing them generates a state of anxiety, of pain, of impotence or insecurity.

In the midst of our scarcities or situations of loss, we need to rest in the trust that it is God who provides for us, who supplies our needs and, in the saddest of cases, when we lose a loved one who cannot be replaced, we should continue to rely on the faith that death is not the end, but rather a new stage in the journey that we are invited to travel with God.


Prayer: In the midst of our anxieties over the things that we lose, for our loved ones and those who leave us, help us to remember that You, Lord, are always caring for us, and that our lives belong to you. Amen.

PÉRDIDAS
MATEO  6: 25-32
Tampoco queremos,  hermanos,  que ignoréis acerca de
los que duermen,  para que no os entristezcáis
como los otros que no tienen esperanza”
I Tesalonicenses  4:13

Hace varios años, en un evento importante de Psicología, salió a relucir como una conclusión de cierta investigación en Cuba sobre las causas del estrés, que lo que mayormente incidía era lo que los autores denominaban “la pérdida del objeto amado”. Curioso, ¿verdad?, uno pensaría que otras cosas acuciantes serían lo que más estrés provocaría a la población (como los problemas cotidianos de carencias materiales de diversa índole).
Perder lo que uno ama se torna fuente de estrés. Puede que sea un ser amado, pero pudiera ser también algo material. Hay personas que se aferran a sus posesiones y sufren terriblemente cuando alguna pérdida les ocurre. Lo cierto es que como humanos nos acostumbramos a lo que poseemos y el perderlos genera un estado de ansiedad, de dolor, de impotencia o inseguridad.
En medio de nuestras carencias o situaciones de pérdidas, necesitamos descansar en la confianza de que Dios es quien provee para nosotros, que suple nuestras necesidades y, en el más triste de los casos, cuando perdemos un ser querido que no puede ser remplazado, debemos seguir teniendo la fe depositada en que la muerte no es el final, sino una nueva etapa del camino que se nos invita a recorrer con Dios.

Oración: En medio de nuestras angustias por las cosas que perdemos, por los seres que amamos y se nos van, ayúdanos a recordar que Tú, Señor, siempre tienes cuidado de nosotros, y que nuestras vidas te pertenecen. Amén.



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