Saturday,
November 8
LOSSES
MATTHEW 6: 25-32
“Brothers, we do not want you to be ignorant about those who fall
asleep, or to grieve like the rest of men, who have no hope.”
I Thessalonians 4:13
Several years ago, at an important conference on
psychology, the results of a study on the cause of stress in Cuba were
discussed, and the major reason that came to light was what the authors called
the “loss of the love object”. Strange,
right? One would think that other urgent
matters would be the most stress-provoking to the general population (such as
the daily problems of material scarcity of every kind).
The loss
of what one most loves becomes a source of stress. It could be a loved one, but
it could also be a material possession.
There are people who are so attached to their possessions that they
suffer terribly when a loss occurs. What
is certain is that as humans we become accustomed to what we possess and losing
them generates a state of anxiety, of pain, of impotence or insecurity.
In the
midst of our scarcities or situations of loss, we need to rest in the trust
that it is God who provides for us, who supplies our needs and, in the saddest
of cases, when we lose a loved one who cannot be replaced, we should continue
to rely on the faith that death is not the end, but rather a new stage in the
journey that we are invited to travel with God.
Prayer: In the midst of our anxieties over the things
that we lose, for our loved ones and those who leave us, help us to remember
that You, Lord, are always caring for us, and that our lives belong to you.
Amen.
PÉRDIDAS
MATEO 6: 25-32
“Tampoco queremos,
hermanos, que ignoréis acerca de
los que duermen,
para que no os entristezcáis
como los otros que no tienen esperanza”
I Tesalonicenses
4:13
Hace varios años, en un evento importante de
Psicología, salió a relucir como una conclusión de cierta investigación en Cuba
sobre las causas del estrés, que lo que mayormente incidía era lo que los
autores denominaban “la pérdida del objeto amado”. Curioso, ¿verdad?, uno
pensaría que otras cosas acuciantes serían lo que más estrés provocaría a la
población (como los problemas cotidianos de carencias materiales de diversa
índole).
Perder lo que uno ama se torna fuente de estrés. Puede que sea un ser
amado, pero pudiera ser también algo material. Hay personas que se aferran a
sus posesiones y sufren terriblemente cuando alguna pérdida les ocurre. Lo
cierto es que como humanos nos acostumbramos a lo que poseemos y el perderlos
genera un estado de ansiedad, de dolor, de impotencia o inseguridad.
En medio de nuestras carencias o situaciones de pérdidas, necesitamos
descansar en la confianza de que Dios es quien provee para nosotros, que suple
nuestras necesidades y, en el más triste de los casos, cuando perdemos un ser
querido que no puede ser remplazado, debemos seguir teniendo la fe depositada
en que la muerte no es el final, sino una nueva etapa del camino que se nos
invita a recorrer con Dios.
Oración: En medio de nuestras
angustias por las cosas que perdemos, por los seres que amamos y se nos van,
ayúdanos a recordar que Tú, Señor, siempre tienes cuidado de nosotros, y que
nuestras vidas te pertenecen. Amén.
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