Sunday,
November 9
THE FATHER’S BLESSED ONES
MATTHEW
25: 34-40
“The King will reply, ‘I tell you the truth, whatever you did for one of
the least of these brothers of mine, you did for me.’"
Matthew 25:40
In recent days I read something written by a
pastor of a U.S. church with thousands of members, where he was about to be
called to become lead pastor.
This man
dressed himself as a beggar one Sunday and sat down by the front door as the
parishioners arrived. Not a single one greeted him, some wouldn’t even look at
him, and others frankly refused the hand that he stretched out toward them as
if he were asking for aid. Finally he
decided to enter the church himself, and he walked down the center aisle to the
astonishment of the thousands of congregants, and he removed his disguise in
order to occupy his place at the pulpit…
That
morning’s sermon was based precisely on the passage in Matthew which serves as
today’s text for our devotional meditation. Among the things this man said, he
called the church’s disciples to a base founded not upon the church but rather
upon the human being; not upon the institution and in defense of its structures
and traditions or its comforts and conveniences, but rather on a life which
grows dusty on life’s journey and suffers alongside those who suffer. His
calling in this instance was to leave behind being simply “members” and to
become true disciples.
Those,
according to Jesus, are truly “my Father’s blessed ones.”
Prayer: Remove us from our zones of comfort and
convenience, and lance us anew to walk with you, Lord, through the rough
streets of life, where necessity calls us to be salt and light. Amen.
BENDITOS DEL PADRE
MATEO 25: 34-40
“Respondiendo el Rey, les dirá:
“De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis
a uno de estos mis hermanos más pequeños,
a mí lo hicisteis"
Mateo 25:40
En días recientes leí algo que realizó un pastor en
los EE.UU. en una iglesia de miles de miembros a la cual iba a ser llamado como
pastor principal.
Este hombre se vistió como un mendigo uno de los domingos y se sentó
cercano a la puerta del templo mientras llegaban los feligreses. Ninguno le
saludó, algunos ni tan siquiera le miraron, otros francamente rechazaron la
mano que les tendía como pidiendo alguna ayuda. Finalmente él mismo decidió
entrar, caminó por el centro del pasillo para asombro de los miles de
congregados, y se quitó el disfraz para ocupar su lugar en el púlpito…
El sermón de la mañana se basó precisamente en el texto de Mateo que sirve
de base a la meditación de hoy. Entre las cosas que dijo este hombre hizo un
llamado a la iglesia al discipulado que no se centra en la iglesia sino en el
ser humano, no en la institución y la defensa de las estructuras y tradiciones
o comodidades sino que se empolva en el camino y sufre con el que padece. Su
llamado en cuestión fue a dejar de ser sencillamente “miembros” y convertirse en verdaderos discípulos.
Esos, acorde a Jesús, son los verdaderos “benditos de mi Padre”
Oración: Sácanos de nuestras
comodidades y confort, y lánzanos de nuevo a caminar contigo, Señor, por los
duros caminos de la vida, donde la necesidad nos llama a ser sal y luz. Amén.
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