Wednesday,
March 19
GIVING UNTIL IT HURTS
LUKE 12:32-34
“For where your treasure is, there your heart will be also.”
Luke 12:34
If someone were to tell us that we
should sell what we have in order to give it away, we would probably think that
this person’s mental faculties were not well.
For many people, possessions represent security, comfort, and a way of preventing
future neediness. The text we are looking at begins with the request to have no
fear. The request to give away our belongings is so that we understand that we
cannot tie ourselves down to our material possessions. We should not be fearful
in the face of material insecurity.
Earthly goods come to an end; youth passes; physical beauty fades; there
is a time for everything, as it says in Ecclesiastes.
In the Christian life, one needs to cling to those things
that remain forever. Who could take our joys and our gestures of shared love
away from us? If we had a mirror that
looked at our inner beauty, as in the fairy tale of the wicked queen, surely it
would tell us that the most beautiful faces are found on those whose wrinkles
have been formed in the service and care of others. That is the secret of giving: to live without
selfishness, giving of ourselves at each step to those around us. That is a
treasure never to be destroyed.
Prayer: Father, teach us to live without fear of
devotion. We beseech you. Amen.
DAR HASTA QUE NOS DUELA
LUCAS
12:32-34
“… porque donde está vuestro tesoro,
allí estará también vuestro corazón”
Lucas 12:34
Si
alguien nos dijera que debemos deshacernos de lo que tenemos para regalarlo,
posiblemente pensaríamos que esa persona no está bien de sus facultades
mentales. Para muchos los bienes representan seguridad, comodidad, una forma de
prever que nada les falte en un futuro El texto que nos ocupa comienza con la
petición de que no tengamos miedo. La petición de que vendamos es para darnos a
entender que no podemos aferrarnos a los bienes materiales. No podemos sentir
temor ante las inseguridades materiales, los bienes terrenales se acaban, la
juventud pasa, la belleza física se termina, todo tiene su tiempo como dice el
Eclesiastés. En la vida cristiana hay que aferrarse a lo que permanece para
siempre. ¿Quién podrá quitarnos las alegrías y los gestos de amor compartidos?
Si como la reina del cuento infantil, tuviéramos un espejo que mirara la
belleza interior, seguramente nos diría que los rostros más bellos están en los
que tienen las arrugas que se han formado en el servicio y en la preocupación
por los demás. Ese es el secreto de vender para dar, vivir sin egoísmos,
dándonos a cada paso a los que nos rodean. Ese tesoro no nos podrá ser
arrebatado.
Oración: Padre, enséñanos a vivir sin temor a la entrega. Te lo pedimos, Amén.
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