Monday, April 20
FERTILE GROUND
MARK 4:1-20
Still other seed fell on good soil. It came up, grew and produced a crop,
multiplying thirty, sixty, or even a hundred times.
Mark 4: 8
For today’s
world to be “as in our homes” we need to begin by acknowledging the status of
our interpersonal relationships within our families, at home and outside of it,
with our daughters and our sons. Today’s text invites us to reflect, precisely
from the mission to which God has called us as his people, with an open spirit
and alert to anything that could harm and distort the happy development of the
youngest boys and girls. We need to responsibly procure the sowing of seeds
that engender virtue, respect and love, that they may “produce a good crop.”
If we want
a world where life’s challenges and daily struggles are confronted with courage
and enthusiasm, with thankfulness in our hearts because we strive to make our
relationships into a place of light and inspiration for the new generations—the
family has to be a generator of hope and trust, a giver of security and love in
the formidable function of guiding and accompanying our girls and boys in their
understanding of the world and in the healthy formation of values and attitudes
towards life.
Prayer: Help us, God, so that our families can be like
a generous mirror where all who glance at it may see the image of a full and
abundant life reflected; a life that shares and celebrates and commits itself
and its time to the construction of a better world. Amen.
TIERRA FÉRTIL
MARCOS 4:1-20
En cambio, otras semillas cayeron en buena tierra,
y sus espigas crecieron muy bien
y produjeron una muy buena cosecha
Marcos 4: 8
Para que el mundo actual pueda estar “como en casa”
debemos empezar por reconocer como están nuestras relaciones interpersonales en
nuestras familias, en el hogar y fuera de él, con nuestras hijas e hijos. El
texto de hoy nos invita a reflexionar, precisamente desde la misión que nos
sido encomendada como pueblo de Dios con espíritu abierto y alerta a todo lo
que dañe y distorsione el desarrollo feliz de los más pequeños/as, procurar con
responsabilidad que las semillas que engendran la virtud, el respeto, el amor,
“produzcan muy buena cosecha”
Si queremos un mundo donde con valentía y entusiasmo se enfrente la vida
con sus retos y desafíos cotidianos, con una acción de gracias en nuestros
corazones porque luchamos por hacer de nuestras relaciones un sitio de luz e
inspiración para las nuevas generaciones; la familia ha de ser generadora de
esperanza y confianza, portadora de seguridad y amor en la formidable función
de guiar y acompañar a nuestras niñas y niños en su comprensión del mundo y en
la formación saludable de valores y actitudes ante la vida.
Oración: Ayúdanos Dios, para que nuestras familias puedan ser como un espejo
generoso donde todo el que se asome vea reflejada la imagen de una vida plena y
abundante, que celebra, comparte y se compromete con su tiempo en la
construcción de un mundo mejor. Amén.
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