Sunday, April 12
Anniversary
of the JUPRECU
A PEACE THAT BREAKS DOWN BARRIERS
JOHn 20:19-23
On the evening of that first of the week, when the disciples were
together, with the doors locked for fear of the Jews, Jesus came and stood
among them and said, “Peace be with you.”
John 20:19
Jesus had
already appeared to Mary Magdalene. His resurrection was still an unknown, but
the fact that something extraordinary had taken place was undeniable. Peter and John had been witnesses to the
empty tomb…however there was still some room for doubt: Could Mary Magdalene
have lied? Could the body have been
stolen? But the revelation of God
through Jesus covered more and more space all the time and now…now it was
bursting into an enclosed space! Enclosed by fear, despair, disbelief… Jesus
appears there, not to reproach them for their disloyalty and cowardice, not to
give them historical lessons about prophetic resistance. Jesus appeared in order to give his
peace. I have always thought that what
made it favorable for Jesus to arrive in that place, and in that manner, is
that the disciples were there together. They
had not forgotten to be in community;
they remained together beyond their miseries and their fears.
Today we
also need the peace of God that goes beyond our limitations and failures;
beyond our stammering and desperation. May it be also the spirit of community,
cultivated in the church, within the family and in other spaces, that challenges
and motivates us to break the barriers that isolate and separate us from one
another.
Prayer: God of peace, grant that we may take this peace to all those around us. Amen.
Aniversario de la JUPRECU
Una paz que rompe barreras
Juan 20:19-23
La noche de ese mismo día, el primero de la semana,
los discípulos estaban reunidos a puerta cerrada en
un lugar, por miedo a los judíos. En eso llegó Jesús, se puso en medio
Y les dijo: “la paz sea con ustedes”
Juan 20:19
Jesús ya se había aparecido a María Magdalena. La
resurrección era aún una incógnita, pero que algo extraordinario había pasado,
era innegable. Pedro y Juan habían sido testigos de la tumba vacía… pero aún
existía espacio para las dudas: ¿mentirá María Magdalena? ¿Habrán robado el
cuerpo? Pero la revelación de Dios a través de Jesús abarcaba cada vez más
espacio y ahora…¡ahora irrumpe en un espacio cerrado! Cerrado por el miedo, la
desesperanza, el descreimiento… Allí aparece Jesús, no para reprocharles por su
infidelidad y cobardía, no para dar lecciones históricas de resistencia
profética. Jesús apareció para impartir su paz. Siempre he pensado que algo que
propició la llegada de Jesús en aquel lugar, y de tal manera, es que los
discípulos estaban allí juntos. No se habían olvidado de ser comunidad,
continuaban juntos más allá de sus miserias y miedos.
Hoy necesitamos también la paz de Dios más allá de nuestros límites y
caídas; más allá de nuestros cancaneos y desesperaciones. Que sea también el
espíritu de comunidad, cultivado en la iglesia, en la familia y otros espacios,
el que nos desafíe y nos aliente a romper las barreras que nos aíslan y
separan.
Oración: Dios de paz, que podamos llevar esta paz a todos los que nos rodean. Amén.
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