Saturday, April 18
THE ANONYMOUS MESSAGE
PHILIPPIANS 2:19-30
Go! This man
is my chosen instrument to call my name…
Acts 9:15
In every
cause there is an anonymous hero: he who through his own modesty or the
injustice of others enters and departs from events without having been taken
into account. Epaphroditus is an example
of this type of hero.
Who was he? Where did he come from? Where did
he go? These are all questions which no
one has been able to fully answer. We know
only that he was in Philippi and completed the task of gathering the offerings
needed in order to support the Apostle Paul.
But Paul
speaks to us of another Epaphroditus: not the almost unknown historical character,
but the militia companion, his brother in the Lord.
We will
not always occupy the place to which we correspond in life, or receive the
appreciation and recognition of others. We
can be “the one who at such an opportunity…,” which is no excuse for not
conducting our lives according to the demands of our times.
The anonymous
message may perhaps be best received in the Kingdom, where the best known and
the famous and perhaps those at the tail end of “the line” at the Judgment Gate
of the Kingdom will need to ask: Are you
the last one in line?
From the
mercy you have received, be merciful. We have nothing but what we have
received. Anonymity may be a blessing
from God.
Prayer: Lord, grant that we may be humble. Amen.
EL MENSAJE ANÓNIMO
FILIPENSES 2:19-30
Ve porque instrumento escogido me
es éste para llevar mi nombre.
Hechos 9:15
En toda causa existe el
héroe anónimo; aquel que por modestia propia o injusticia de los demás entra y
sale en los acontecimientos sin haber sido tomado en cuenta. Epafrodito es un
ejemplo de este tipo de héroe.
¿Quién fue? ¿De dónde vino? ¿A dónde fue? Todas
estas son preguntas que nadie ha podido contestar con plenitud. Sólo sabemos
que estuvo en Filipos y cumplió la tarea de recoger las ofrendas necesarias
para sostener al Apóstol Pablo.
Pero Pablo nos habla de otro Epafrodito, no ya el
personaje histórico casi desconocido, sino el compañero de milicias, su hermano
en el Señor.
No siempre vamos a ocupar el lugar que nos
corresponde en la vida; con el aprecio y reconocimiento de los demás. Podemos
ser “uno que en tal oportunidad…”, lo cual no es excusa para que no vivamos y
actuemos a lo que demanda nuestros tiempos.
El mensaje anónimo puede que sea mejor recibido en
el Reino, que los bien conocidos y famosos y quizás en la “cola” de los fallos
en la puerta del Reino tengamos que decir: ¿Usted es el último?
De gracias recibisteis, dad de gracia. Nada
tenemos que no hayamos recibido. El anonimato puede ser una bendición de Dios.
Oración: Señor, permíteme que seamos humildes. Amén.
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