Thursday, April 9, 2015

Thursday, April 9 A CORSICAN PATENT PHILIPPIANS 3:8-14

Thursday, April 9
A CORSICAN PATENT
PHILIPPIANS 3:8-14
My grace is sufficient for you, for my power is made perfect in weakness.
II Corinthians 12:9

Some centuries ago people made use of what was called a “Corsican patent,” which was nothing more than an authorization given to a ship by a specific nation, in order to wage a war of violent robbery against any port or boat.  The Corsicans knew that they had a nation behind them, a flag and a government who supported them.

We have often seen a Corsican patent given in the name of Christ.  The list is long:  the Crusades, the killing of St. Bartholomew, the extermination of the natives in the conquest of America. Today unfortunately by mandate of foreign deities, there are decapitations of anyone who does not accept a particular belief.

The Lord is not an exterminating angel; rather, he offers us a new disposition before life’s continual attacks.  Our problems remain the same, but we are now called to be different. We are neither Corsicans nor pirates in the name of Christ. Our flag, our nationality, our “patent” is the love and the sacrifice that he did not refuse upon ascending Golgotha, vacating the tomb and reaching the glory of God. Let us not forget his commandment: “…Go and make disciples.”


Prayer: Lord, help us to contribute toward making this world into a better place. Amen. 


UNA PATENTE DE CORSO
FILIPENSES 3:8-14
Bástate mi gracia porque mi poder
se perfecciona en la debilidad…
I Corintios 12:9

Hace algunos siglos se hizo uso de lo que se llamaba “patente de corso”; que no era más que una autorización dada a un barco por una nación determinada, para hacer una guerra de rapiña contra cualquier puerto o embarcación. El corsario sabía que detrás de él habrá una nación, una bandera y un gobierno que lo respaldaba.
En no pocas veces hemos visto dar una patente de corso en nombre de Cristo. La lista es larga: las cruzadas, la matanza de San Bartolomé, el exterminio de los nativos en la conquista de América. Hoy lamentablemente por mandato de deidades extrañas, se decapita de forma masiva a todo el que no acepte una creencia determinada.
El Señor no es el ángel exterminador; más bien nos ofrece una nueva disposición ante los continuos ataques de la vida; los problemas sigue siendo los mismos, solo que nosotros estamos llamados a ser distintos. No somos ni corsarios ni piratas en nombre de Cristo.
Nuestra bandera, nuestra nacionalidad, nuestra “patente”, es el amor y el sacrificio que no rehusó subir al Gólgota, dejar la tumba vacía y alcanzar la gloria del Padre. No olvidemos su mandato: “…Id y haced discípulo”.

Oración: Señor ayúdanos a contribuir para hacer de este mundo un lugar mejor. Amén.



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