Friday, February 23
AT ALL TIMES
DEUTERONOMY 6:1-9
These words that I am commanding you today must always be on your minds.
Recite them to your children. Talk about them when you are sitting around
your house and when you are out and about, when you are lying down and when you
are getting up.
Deuteronomy 6:6-7 CEB
Ever
since I was little, my mother always recited a Bible verse to me when I went to
bed. In peace I will lay down and in the
same way I will sleep, because you, my good Lord, enable me to sleep with
confidence. (Psalm 4:8) This verse
has gone with me for all my life. In
moments when I have been exhausted after a day of work, on those nights when I
have slept happy because of something that happened, on those other nights when
it was hard to fall asleep, what I did was repeat this Bible verse that my
mother had taught me.
For
those of us who have had the bliss to have grown up in believers’ homes, we
know how important it was that our parents sowed the Word. I remember the story of a friend who had to
face a very difficult illness. Despite being born in a Christian home, she
confessed to me that she no longer believed in God. Nevertheless, upon leaving one of her many
operations, she asked her mother to recite Psalm 23. Her mother took her in her hand, and just
like when she was a girl, recited the Psalm.
I remember that I got emotional listening to this story from the mouth
of her mother. We need to make time to
sow the Word in our children, the biological ones and any other sons and
daughters God has put in our path. Let us
talk to them as the verse says, at all times, because we will be sowing experiences
for their entire lives.
Prayer: Lord, we proclaim today that our hearts
believe in you. Help us to provide an
authentic testimony of your love in all times and places. Amen.
Translation by Deborah
McEachran
EN TODO TIEMPO
DEUTERONOMIO 6:1-9
Graba en tu
corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Incúlcalas a tus hijos y háblales
de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas de viaje, al acostarte y al
levantarte.
Deuteronomio 6:6-7
De pequeña mi mamá
siempre me repetía un versículo bíblico cuando me iba a acostar: En paz me
acostaré y así mismo dormiré, porque tú, mi buen Señor, me harás dormir
confiado. (Salmo 4:8). Esto me acompañó a lo largo de mi vida. En momentos
en que caía rendida después de un día de trabajo, aquellas noches en que me
acostaba feliz por algo que me había ocurrido, aquellas otras en las que me
resultaba muy difícil conciliar el sueño, lo que hacía al acostarme era repetir
este versículo bíblico que mi mamá me enseñó.
Para los que
tuvimos la dicha de haber crecido en hogares creyentes, sabemos lo importante
que fue lo sembrado por nuestros padres. Recuerdo la anécdota de una amiga que
tuvo que enfrentar una enfermedad muy difícil y a pesar de haber nacido en un hogar
cristiano, me confesó que no creía más en Dios. Sin embargo, al salir de una de
sus tantas operaciones, le pidió a su mamá que le recitara el Salmo 23. Su
madre la tomó de la mano y, como cuando era chica, le recitó el Salmo. Recuerdo
que me emocioné escuchando este relato de la boca de su mamá. Tomémonos tiempo
para sembrar en nuestros hijos, los biológicos y aquellos otros hijos e hijas
que Dios puso en nuestro camino. Hablémosles, como dice el versículo, en todo
tiempo, porque estaremos sembrando vivencias para sus vidas.
Oración: Señor, proclamamos hoy que nuestros corazones creen en
ti. Ayúdanos a brindar un testimonio auténtico de tu amor en todo tiempo y
lugar. Amén.
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