Wednesday, February 21
WHAT’S THAT IN
YOUR HAND?
EXODUS 4: 1-4
The Lord said to him, “What’s that in
your hand?”
Exodus 4:2 CEB
This
is the question God directed to Moses after a long dialogue explaining to him
that he had chosen him as a leader to free his people who were in slavery in
Egypt. God made requests of Moses, but
he offered excuse after excuse, although he responded quickly to his call from
the burning bush. Now he recoils and
feels incapable. This man who had
confronted the Egyptians to defend two countrymen, had lived 40 years in the
hostile desert with its inclement weather and was experiencing family
suffering, now trembles with fear when faced with the task God asks him to
undertake. God loses patience with him
and shakes him up with the question, “What’s that in your hand?” And what did Moses have in his hand? A stick, a branch cut from a tree, a rustic
stick, dirty and worm-eaten from daily use.
Many
years have passed since this event, but today God continues to ask each one of
us, “What’s that in your hand?” We are
not here by cosmic randomness. We have been
created for a purpose, with a mission to complete: we are collaborators with God in this
world. God has equipped us with
gifts: singing, playing musical instruments,
preaching, service, evangelism, and teaching.
It doesn’t matter how old we are.
At times we think, “This task is for young people,” but we remember that
for God there are neither young nor old.
We
remember that in the hands of God the fragile thing, whether it be a stick,
horns, fish and bread, mud and saliva, water from a river or in a jar, can be
used for marvelous acts, being converted into powerful weapons for salvation.
Prayer:
Beloved God, help us to discover the gifts and instruments that you put
in our hands to respond to your call.
Take from our lips all excuses or justifications to not collaborate with
your work. Amen.
Translation by Deborah McEachran
¿QUÉ TIENES EN LA MANO?
Éxodo 4: 1-4
-¿Qué eso que
tienes en tu mano– le preguntó Yavé
Éxodo 4:2
Esta es la
pregunta que Dios dirige a Moisés después de un prolongado diálogo explicándole
que lo había escogido como líder y para liberar a su pueblo de la servidumbre
egipcia. Dios le hace peticiones, pero él ofrece una disculpa tras otra,
a pesar de haber respondido con prontitud a su llamado en la zarza ardiente.
Ahora se retracta y se siente incapaz. Aquel
hombre que se había enfrentado a los egipcios para defender a dos compatriotas,
que llevaba cuarenta años en un hostil desierto soportando
las inclemencias de la naturaleza, en medio de sufrimientos familiares; tiembla
de miedo ante la tarea que Dios le pide. Dios
llega al límite y lo estremece con la pregunta ¿Qué tienes en la mano? Y ¿Qué
tenía Moisés en la mano? Una vara, un gajo cortado de un árbol, una rústica
vara, ya sucia y carcomida por el uso diario.
Han pasado muchos años de aquel
episodio, pero hoy nos sigue preguntando Dios a cada uno de nosotros ¿Qué
tienes en la mano? No estamos aquí
por un azar cósmico. Hemos sido creados con un propósito, con una misión que cumplir: somos
colaboradores de Dios en este mundo. Dios nos ha
equipado con dones: el canto, la música, la predicación, el servicio, la
evangelización, la enseñanza. No importa la edad. A veces
pensamos “Esa tarea es para jóvenes”, pero recordemos que para Dios no hay
joven, ni viejo.
Recordemos que en
las manos de Dios lo frágil, sea una vara, unos cuernos, unos peces y panes, el
lodo y la saliva, el agua de un río o en una tinaja,
pueden hacer maravillas, se convierten en armas poderosas de salvación.
Oración:
Dios amado, ayúdanos a descubrir los dones e instrumentos que pones en nuestras
manos para responder a tu llamado. Quita de nuestros labios toda excusa o
justificación para no colaborar en tu obra. Amén.
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