Monday,
March 9
LOSSES
MATTHEW 6: 25-32
But we do not want you to be uninformed, brothers and
sisters,
about those who have died, so that you may not grieve as
others do who have no hope
I Thessalonians 4:13 (NRSV)
Several
years ago, in an important turning point in Psychology, a conclusion of some
research in Cuba on the causes of stress came to light. The authors stated that
what caused most stress was “the loss of the beloved object.” Curious, isn’t it? One might think that other
pressing things, such as the daily problems of various kinds of material
shortages, would be what causes the most stress to the population.
Losing what
one loves becomes a source of stress. It might be a loved one, but it could
also be some material matter. There are people who cling to their possessions
and suffer terribly when such a loss occurs. What is certain is that as humans
we accustom ourselves to what we possess, and losing them generates a state of
anxiety, of sadness, of impotence, or insecurity.
Amid our
lacks and losses, we must trust that God is the one who provides and supplies
our needs. In the saddest of cases, when we lose a cherished one, we must have
faith that death is not the end, but rather a new stage of our journey with
God.
Prayer: In the midst of our anxieties about the things that we lose,
for those we love and who are not with us anymore, help us to remember that
you, Lord, care for us and that our lives belong to you. Amen.
Translation by John Potter
Marzo 9, lunes
PERDIDAS
MATEO 6: 25-32
Tampoco
queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os
entristezcáis como los otros que no tienen esperanza
I Tesalonicenses 4:13
Hace varios años, en un
evento importante de Psicología, salió a relucir una conclusión de cierta
investigación en Cuba sobre las causas del estrés, afirmaban los autores que
mayormente lo que más incidía era “la pérdida del objeto amado”. Curioso, ¿verdad?,
uno pensaría que otras cosas acuciantes serían lo que más estrés provoca a la
población (como los problemas cotidianos de carencias materiales de diversa
índole).
Perder lo que uno ama se
torna fuente de estrés. Puede que sea un ser amado, pero pudiera ser también
algo material. Hay personas que se aferran a sus posesiones y sufren
terriblemente cuando alguna pérdida les ocurre. Lo cierto es que como humanos
nos acostumbramos a lo que poseemos y el perderlos genera un estado de
ansiedad, de dolor, de impotencia o inseguridad.
En medio de nuestras
carencias o pérdidas, necesitamos confiar en que Dios es quien provee y suple
nuestras necesidades. En el más triste de los casos, cuando perdemos un ser
querido, debemos seguir teniendo la fe depositada en que la muerte no es el
final, sino una nueva etapa del camino con Dios.
Oración: En medio de nuestras angustias por las cosas que
perdemos, por los seres que amamos y se nos van, ayúdanos a recordar que Tú,
Señor, siempre tienes cuidado de nosotros, y que nuestras vidas te pertenecen. Amén.
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