Sunday,
November 30
beginning of advent
THE GREATNESS OF gOD
PSalm 93
“The Lord reigns, he is robed in majesty; the Lord is robed in majesty and
is armed with strength.”
Psalm 93:1
On this day, as we begin to celebrate that very
important liturgical moment that is Advent, I invite you to meditate on the
greatness of God. The ancient Israelites
knew how to properly praise the attributes of their God Jehovah, who had
revealed himself as the God of liberation and of the Promised Land. Many
centuries passed and the people’s understanding of God deepened between the ups
and downs of a history that saw them carried off in slavery to various empires
and also to separate themselves on numerous occasions from the Lord, who always
welcomed their return after their repentance had been announced through their
prophets. Thus, little by little, the
Lord also progressively defined himself as a God no longer of vengeance and
anger, but of forgiveness and reconciliation.
But what
the people of Israel did not have in mind was the definitive revelation of God
through his incarnation in a humble child. The maximal greatness that they had
praised was now manifested through fragility, humility and simplicity. That was
a manifestation of God that not everyone understood, because it is very difficult
to combine grandeur with smallness, grandiloquence with simplicity.
Today we
too have a hard time understanding God in terms of weakness. This Advent is a
new opportunity to try to approach this mystery that uncovers his true power
and glory, within the seemingly insignificant.
Prayer: Oh blessed God, thank you for each lesson of greatness that you give us
through small things. Amen.
Inicio del Adviento
La grandeza de Dios
Salmo 93
“Jehová reina: se vistió de magnificencia; Jehová se
ciñó de poder. Afirmó también al mundo, y no se moverá”
Salmo 93:1
En este día en el que estamos comenzando ese momento
litúrgico tan importante que es Adviento, le invito a que meditemos acerca de
la grandeza de Dios. Desde los tiempos antiguos el pueblo de Israel supo
colocar los atributos adecuados a su Dios Yavé, que se le había revelado como
el Dios de la liberación y la promesa de la tierra. Así pasaron muchos siglos y
la comprensión de Dios que tenía el pueblo fue profundizándose entre avatares
de la historia que los llevó a ser esclavos de diversos imperios y también a apartarse
en numerosas ocasiones de Yavé, quien siempre los recibía de vuelta tras
anunciar arrepentimiento a través de sus profetas. Así, poco a poco, Yavé
también fue definiéndose como un Dios no ya de las venganzas y la ira, sino del
perdón y la reconciliación.
Pero lo que el pueblo de Israel no tenía en mente era la revelación
definitiva de Dios a través de la encarnación en un humilde niño. La máxima
grandeza a la que habían alabado ahora se muestra a través de fragilidad,
humildad y sencillez. Esa fue una manifestación de Dios que no todos
comprendieron, porque es muy difícil unir lo grande y lo pequeño, lo
grandilocuente y lo sencillo.
También hoy a nosotros nos cuesta trabajo comprender a Dios en términos de
fragilidad. Este Adviento es una nueva oportunidad para tratar de acercarnos a
ese misterio que descubre el verdadero poder y la gloria, en lo aparentemente
más insignificante.
Oración: Oh Dios bendito, gracias por cada lección de grandeza que nos brindas a
través de las pequeñas cosas. Amén.