Friday, December 18, 2015

Friday, December 18 THE IDEAL CAPTAIN Mark 4:35-41

Friday, December 18
THE IDEAL CAPTAIN
Mark 4:35-41


“¡Rouse yourself! Why do you sleep, O Lord,
Awake, do not cast us off forever.”

Psalm 44:23 y 26


Accustomed to fishing in the Sea of Galilee, Jesus’ disciples were true professionals who were aware of all the hazards of that place surrounded by mountains. For those men, crossing to the other side was no problem. Jesus could count on their experience and rest easy after the trials of the day.

The Lord took his place in the rear of the boat as a passenger, and not as its captain, until the moment when the furious gathering seas obliged them to wake their Master.

Doesn’t the same thing happen to us as well when we rely on our experience to resolve the situations before us? By his grace the Lord allows things to happen in ways we had not foreseen, and we have no other recourse than to ask for his assistance. When it comes to raising our children, for example, when they’re still small one believes oneself to be a good teacher, but when they reach adolescence there are conflicts, and then we find ourselves obligated to ask the Lord for his help.

Let us invite Jesus to be the captain of our boat, not just a simple passenger.

Prayer:  Oh Lord, let me always think of you as captain, in command of my life.

Translated by John Walter

EL CAPITÁN IDÓNEO
Marcos 4:35-41


“¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes? ¡Levántate,
ven a ayudarnos y, por tu gran misericordia, sálvanos!”

Salmo 44:23 y 26

Acostumbrados a pescar en el lago de Genesaret, los discípulos de Jesús eran verdaderos profesionales que conocían todas las trampas de ese lugar rodeado de montañas. Pasar al otro lado no suponía un problema para esos hombres. Jesús podía contar con los conocimientos de ellos y descansar tranquilo después del cansancio del día.

El Señor se instaló al fondo del barco como un pasajero y no como su capitán, hasta el momento en que los elementos enfurecidos los obligaron a despertar a su Maestro.

¿No nos sucede a nosotros también que contamos con nuestra experiencia para enfrentarnos a las situaciones que se nos presentan? En su gracia, el Señor permite que las cosas no sucedan como habíamos previsto, entonces no nos queda otra salida que pedirle socorro. En cuanto a la educación de los hijos, por ejemplo, cuando todavía son pequeños, uno se cree buen educador; pero en la adolescencia a menudo hay conflictos y entonces nos vemos obligados a pedirle ayuda al Señor.

Tomemos a Jesús en nuestra barca como nuestro capitán y no como un simple pasajero.


Oración: Oh Señor, permíteme tenerte siempre como capitán, al mando de mi vida.



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