Sunday, December 27
FAMILY
PORTRAIT
Luke
2:41-52
“The one
who thus serves Christ is acceptable to God
and has
human approval”
Romans
14:18
This episode closes the cycle of Jesus’s infancy
in the Gospels. Jesus initiates that which has been called the age of
discernment. The situation and the attitudes this gospel reflects contain
teachings which can serve today’s families. Mary’s reaction of anguish when she
says, “Son, why have you done this to us?
Your father and I have been worried sick
looking for you,” reflects the concern many of today’s parents feel in
respect to their children and their futures.
Nevertheless, despite Mary and Joseph’s momentary
failure to understand the explanation their son gave them regarding his reason
for remaining in the Temple, in the end, the family returns home together, as
it was at the beginning. Jesus hadn’t been lost by confusion or forgetfulness,
rather for passion and vocation.
A similar breach happens in almost all families.
There comes a day when children are no longer the extension of their parents
and seek their own way in life (their ideal, or their Father) Only if the
parents assume this break and accept the distancing and independence of their
children will they again come to encounter them as Mary and Joseph
reencountered Jesus.
Prayer: I pray,
Lord, for my family and loved ones; pour out your blessing over them all so they
always walk beneath your protection.
Translated
by John Walter
RETRATO DE
FAMILIA
Lucas 2:41-52
“”El que de esta manera sirve a Cristo, agrada a Dios,
y es aprobado por los hombres”
Romanos 14:18
Este
episodio cierra el ciclo de la infancia de Jesús en los evangelios. Jesús
inicia lo que se ha dado en llamar la edad del discernimiento. La situación y
las actitudes que refleja este evangelio contienen enseñanzas que pueden servir
a las familias de hoy. La reacción de angustia de María cuando dice: “Hijo,
¿por qué nos has hecho esto? ¡Con qué angustia tu padre y yo te hemos estado
buscando!”, refleja la preocupación que sienten muchos padres de hoy con
respecto a sus hijos y su futuro.
No
obstante, a pesar de que María y José no “comprendieron” momentáneamente la
explicación que les dio su hijo sobre su motivo para quedarse en el Templo, al
final del relato la familia regresa unida, como lo estaba al principio. Jesús
no se había perdido por despiste u olvido, sino por pasión y vocación.
Una
ruptura semejante se produce en casi todas las familias: llega un día en que
los hijos dejan de ser la continuación de sus padres y buscan su propio camino
en la vida (su ideal, o su "Padre"). Sólo si los padres asumen esta
ruptura y aceptan la lejanía e independencia de sus hijos podrán volver a
encontrarlos, como María y José reencontraron a Jesús.
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