Tuesday, December 29
ASK IT OF
GOD
2
Thessalonians 3:6-15
“He gives power to the faint,
and strengthens the powerless.”
Isaiah 40:29
It’s told that a master
was traveling in the desert with one of his disciples. The disciple was charged
with the camel’s care. Tired, they arrived at night at the inn for caravans. It
was the disciple’s duty to secure the camel, but he didn’t bother to do it, and
he left it loose outside. Later, calling upon God he said, “You take care of
the camel,” and promptly fell asleep. When morning came the camel was gone; it
had been stolen, or perhaps just wandered off. Anything was possible.
The master asked his
disciple, “What happened? Where is the camel?”
The disciple answered,
“I don’t know. Ask God, because I was tired and I asked Him to take care of it,
therefore I haven’t the slightest idea. I’m not responsible, I told him very
clearly to care for it, and as you always teach us that we should trust in Him,
I trusted. Don’t be angry with me now.”
The master said to
him, “Trust in God, but first tie up your camel, because God has no other hands
but yours. Do everything that you can and should, but that doesn’t guarantee
the result. Therefore, do everything you should and afterwards accept what
happens.”
What a great lesson
this illustration offers us! Each of us is responsible for his actions, his
deeds. We trust that God is with us, listening and attending to our prayers; we
are instruments of his saving action, an important part in his creation. But we
shouldn’t and can’t leave everything to Him, we have to do our part and not
wait around for things to happen. The losers let things happen; the winners
make things happen, and we, the Christians, are winners in Christ Jesus.
Prayer: Lord, renew my strength to do
your will.
Translated by John Walter
PREGÚNTASELO
A DIOS
2 Tesalonicenses 3:6-15
“El Señor da fuerzas al
cansado, y aumenta el vigor del que desfallece”
Isaías 40:29
Se cuenta que un maestro estaba viajando por el
desierto con uno de sus discípulos. El discípulo era el encargado de cuidar del
camello. Llegaron a la posada para caravanas de noche y cansados. Era
obligación del discípulo atar el camello, pero no se molestó en hacerlo y lo
dejó fuera. Luego se dirigió a Dios y le dijo: "Encárgate del camello”, y
se durmió. Por la mañana el camello no estaba, había sido robado o se había
ido. Podía haberle ocurrido cualquier
cosa. El maestro preguntó a su discípulo: —¿Qué ha pasado? ¿Dónde está el camello? El discípulo le respondió: —No
lo sé. Pregúntaselo a Dios, yo le dije a Él que lo cuidara porque yo estaba muy
cansado, así que no tengo la menor idea. Yo no soy el responsable, yo se lo
dije muy claramente a Dios que lo cuidara, y como tú siempre nos enseñas que
debemos confiar en Él, yo he confiado. Ahora no te enfades conmigo. El maestro le dijo: “Confía en Dios, pero ata primero a tu
camello, porque Dios no tiene otras manos que las tuyas. Haz todo lo que puedas y debas, pero eso no
garantiza el resultado. Por tanto, haz todo lo que debes y después acepta lo
que ocurra, no hay garantía”.
¡Qué gran enseñanza nos regala esta ilustración!
Cada uno de nosotros es responsable de sus acciones, de sus actos. Confiamos en
que Dios nos acompaña, nos escucha y atiende nuestras oraciones, nosotros somos
instrumentos de su acción salvífica, parte importante en su creación. Pero no
debemos ni podemos dejárselo todo a Él, tenemos que hacer nuestra parte y no
esperar sentados a que las cosas ocurran. Los perdedores dejan que las cosas pasen, los
ganadores hacen que las cosas pasen, y nosotros los cristianos somos
ganadores en Cristo Jesús.
Oración:
Señor, renueva mis fuerzas para hacer tu voluntad.
No comments:
Post a Comment