Wednesday, December 30
ANNA THE
PROPHETESS
Luke
2:36-40
“Immediately his mouth was opened,
and he began
to speak praising God”
Luke 1:64
Anna, as well as Judith, was a widow; and like
Deborah a prophetess. Anna married
young, spent seven years married, became a widow and continued dedicating
herself to God until she was 84 years old. Today, in nearly all of our
churches, there are many women of the “third age,” many of them widows who are
very faithful. How many women like Anna do we know at church?! And we owe our
first faith steps to some of them.
The text says that Anna arrived at the temple at
the moment in which Simeon embraced the child and said to Mary, his mother, “Your son has come so that many may either
fall or rise in Israel. It will be a sign many will reject….” Luke suggests
that Anna was a participant in that moment. Anna’s mien was one of faith. She
saw a child in the arms of its mother and discovered in him the Savior of the
world. Do you know anyone like Anna who has the air of faith concerning life’s
things?
Anna represents all older women, especially
those who are alone, widows or not, those who have health issues and scant
pensions, those who ask themselves why God is still keeping them alive. Life is
mysterious; the designs of God are as well. May we do as Anna did, the widow
and prophetess, by praising God and proclaim the joy and hope of living,
because God loves us.
Prayer: Lord, I’m going to tell everyone, as Anna did,
that the Child of Bethlehem is the Savior we await.
Translated by John Walter
ANA, LA
PROFETISA
Lucas 2:36-40
“En ese mismo instante, se
le destrabó la lengua
y comenzó a hablar y a
bendecir a Dios”
Lucas 1:64
Ana,
al igual que Judit, era una viuda; y al igual que Débora, era profetisa. Ana se
casó joven, vivió casada siete años, se quedó viuda y siguió dedicándose a Dios
hasta los 84 años. Hoy, en casi todas nuestras iglesias, abundan las mujeres de
la tercera edad, muchas de ellas viudas, que son muy fieles, ¡cuántas mujeres
como Ana conocemos en la iglesia! y a algunas de ellas le debemos nuestros
primeros pasos en la fe.
El
texto dice que Ana llegó al templo en el momento en que Simeón abrazaba al niño
y le decía a María su madre: “Tu hijo ha venido para que muchos en Israel
caigan o se levanten. Será una señal que muchos rechazarán…”. Lucas sugiere
que Ana participó en ese momento. La mirada de Ana fue una mirada de fe. Vio a
un niño en los brazos de su madre y descubrió en el al Salvador del mundo.
¿Conoces a personas como Ana, que tienen una mirada de fe sobre las cosas de la
vida?
Ana representa a todas las
mujeres mayores, especialmente a las solas, viudas o no, a las que tienen
problemas de salud y pequeña jubilación, a las que se preguntan por qué Dios
todavía nos mantiene vivas, por acá. La vida es misteriosa, los designios de
Dios también. Hagamos como la viuda y profetisa Ana, podemos alabar al Señor y
anunciar la alegría y la esperanza de vivir, porque Dios nos quiere.
Oración: Señor, voy hablarle a todo el mundo. Como Ana, que el
Niño de Belén es el Salvador que esperamos.
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