Thursday, February 25
ONLY A SMALL STAIN
ROMANS 3:22-23
“For whoever keeps the
whole law and yet stumbles at just one point is guilty of breaking all of it.”
James 2:10
It was my
nephew’s wedding, and I had donned the nicest shirt I owned, which brought out
the colors of my tie with its brilliant white.
Unfortunately, when I put my pen away within the interior pocket of my
suit, the ink made a small stain. I
thought that a bit of water would solve the problem, but the ink spread and the
small stain became a large one. The
shirt was no longer fit to be worn to the wedding.
Our lives
often appear this way in God’s eyes.
They are stained, not fit to be in his presence, due to even a little
white lie. The least fault makes a
sinner out of me.
You may be
saying: “But we cannot compare a person
who has only told lies with a common criminal.” There is effectively a great difference
between those two with respect to life in society. This is why penal law classifies offenses in
different categories and applies a greater penalty to the most serious
ones. But God does not judge according
to human laws. He looks at our hearts,
our thoughts and actions. In His eyes,
all of us, without exception, are stained by sin, even if we aren’t in prison.
But thanks to Jesus we can all be forgiven.
We do not have to pay for our sins.
He already has.
Prayer: Thank you my gracious God, for showing your
infinite love towards us by sending your Son to die on the cross for our
sins. Forgive us, Lord, for all the
times that we sin. Renew us. Amen.
SOLO UNA PEQUEÑA MANCHA
ROMANOS 3:22-23
“Cualquiera que guardare toda la ley,
pero ofendiere en un punto, se hace culpable de
todos”
Santiago 2:10
Era la boda de mi sobrino, y para ello me había puesto la camisa más
hermosa que tenía, cuyo blanco resplandeciente hacía resaltar los colores de la
corbata. Desgraciadamente al guardar mi bolígrafo en el bolsillo interior del
traje, la tinta hizo una pequeña mancha. Pensé que con un poquito de agua se
resolvería el problema, pero la tinta se esparció y la pequeña mancha se convirtió en una gran
mancha. La camisa ya no servía para ir a la boda.
Así es nuestra vida muchas veces a los ojos de Dios. Está manchada,
impropia para estar en su presencia, debido a una pequeña mentira. La más
mínima falta hace de mí un pecador.
Quizás usted diga: “Pero no podemos comparar a una persona que sólo ha dicho mentiras con
un criminal” En efecto, hay una gran
diferencia entre los dos respecto a la
vida en sociedad. Por esta razón, la ley penal clasifica las faltas en
diferentes categorías y aplica una mayor sanción a las más graves. Pero Dios no
juzga según las leyes humanas. Él mira nuestro corazón, nuestros pensamientos y
acciones. A sus ojos, todos, sin
excepción, estamos manchados por el pecado, aunque no estemos en la cárcel. Pero gracias a Jesús
todos podemos ser perdonados. No tenemos que pagar por nuestros pecados. Él ya
lo hizo.
Oración: Gracias mi buen Dios, por mostrar tu infinito amor hacia nosotros enviando
a tu Hijo a morir en la cruz por nuestros pecados. Perdónanos Señor, por las tantas veces que pecamos. Renuévanos.
Amén.
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