Saturday, May 25, 2019

Saturday, May 25 JESUS THE SON OF GOD MATTHEW 14:22-33


Saturday, May 25
JESUS THE SON OF GOD
MATTHEW 14:22-33

Immediately Jesus reached out his hand and caught him.
“You of little faith,” he said, “why did you doubt?”
Matthew 14:31 (NIV)

The Christian community was having many problems in the second half of the first century. Palestine, the place of its birth, was left behind. The Church was moving in an unsympathetic world and had a powerful enemy: Rome. The Christians may have been enthusiastic about the Gospel, but it was not easy to bear witness if they were barely surviving. The Church was surrounded by hostile forces and every day a new Pandora’s box opened with all its calamities. The Roman world did not accept the standards of the Christian faith and many pagans questioned whether Christians should have the right to justice or life itself. It was not easy to “stay afloat.” Everything threatened an imminent shipwreck.

In these circumstances, the author of Matthew recalled a memorable story about Peter. It was the story of a near disaster, a true shipwreck. The day he tried to walk on the water the wind was strong and threatened to drown him. Horrified, Peter cried: Lord, save me. Jesus reached out his hand and rescued him from his terror. In this experience the disciples and the Gospel writer saw dramatic evidence of God’s power. They knew him as the Lord of the forces in any devastating encounter of life. It was a lesson that they had to learn and we have to learn. We call to the Lord, like Peter: Save me! And we must trust him.

Prayer: We call to you, Lord, like Peter: Save me! Amen

Translation by George Meek

JESÚS EL HIJO DE DIOS
MATEO 14:22-33

Al momento Jesús, extendiendo  la mano, asió de él, y le dijo:
¡Hombre  de poca fe! ¿Por qué dudaste?
Mateo 14:31

En la segunda mitad del primer siglo, la comunidad cristiana estaba experimentando muchas dificultades. Palestina, el lugar de su nacimiento, quedaba atrás. La Iglesia ahora se estaba abriendo paso en un mundo sin simpatía y con un enemigo poderoso: Roma. Por entusiastas que fueran los cristianos acerca del Evangelio, no era nada fácil ofrecer un testimonio, si apenas podían sobrevivir. La Iglesia se encontraba rodeada de fuerzas hostiles y cualquier día cabía la posibilidad  de que se abriera una nueva caja de Pandora  con todas sus calamidades. El mundo romano  no honraba los estandartes de la fe cristiana y muchos paganos ponían en duda si debieran o  no tener derecho a la justicia y la vida misma. No era fácil “mantenerse a flote”. Todo amenazaba naufragio inminente.

En estas circunstancias el escritor del libro de Mateo recordó una historia memorable acerca de Pedro. Era la historia de lo que fue casi un desastre, un verdadero naufragio. El día que quiso caminar sobre las aguas el viento estaba soplando fuertemente y amenazaba con lanzarlo a las olas. Horrorizado Pedro exclamó: Señor, sálvame. Jesús extendió su mano y lo rescató de su terror. Los discípulos y el escritor del Evangelio vieron en esta experiencia una evidencia dramática del poder de Dios. Ellos le conocían como el Señor de las fuerzas presentes en cada encuentro devastador de la vida. Fue una lección que ellos tenían que aprender, es una lección que nosotros tenemos que aprender. Clamemos al Señor como Pedro: ¡Sálvame! Y tengamos fe.

Oración: A ti clamamos Señor, como Pedro: ¡Sálvame! Amén


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