Tuesday, May 7
BEING COMMUNITY
MATTHEW 9:35-38
When he saw the
crowds, he had compassion for them,
because they were
harassed and helpless, like sheep without a shepherd.
Matthew 9:36 (NRSV)
A few days
ago, I went through a park and sat on one of its benches in the shade of a framboyán. Before, when I went there, I always amused
myself with the play and laughter of the children, the smile of lovers, the
peacefulness of the older ones, and so on. But on this occasion the park held
no magic because the people I saw there all pursued one objective: connecting
on their cell phones with a family member or friend who lives abroad. I
remembered Jesus’ compassion in observing the multitudes and asked myself when
had the magic of this place departed, the magic of direct conversation about
baseball or other aspects of national life.
When I got
home, I asked my children, “Where do kids play today?” “Where do lovers meet?”
They laughed at me and replied, “Mom, all that can be done also with a
telephone or a computer.”
I
understand that the chance to communicate with family members who have
emigrated is so important for many families, but let’s not lose sight of the
fact that our human relations are more than text messages. With Jesus, let’s
learn the importance of being community, of visiting the sick, accompanying the
needy and eating some bread and fish with friends. Finally, let’s not scatter
ourselves; nothing can ever take the place of the richness of human relations,
close and direct, as that which God maintains with us.
Prayer: Our God, thank you for your closeness. Help us to always
be more the image of you, being more human and nearer to one another. Amen.
Translation by John Potter
SER COMUNIDAD
MATEO 9:35-38
Al ver las multitudes tuvo compasión de ellas, porque
estaban
desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen
pastor
Mateo 9:36
Hace unos días pasé por
un parque y me senté en uno de sus bancos a la sombra de un framboyán. Antes, cuando hacía esto, siempre me
entretenía con el juego y la risa de los niños, la sonrisa de los enamorados,
la paz de las personas ancianas, etc.
Solo que en esta ocasión el parque no tenía esta magia, pues las
personas que allí se encontraban perseguían un único objetivo: conectarse a
través de sus teléfonos móviles con algún familiar o amigo que reside en el
extranjero. Recordé la compasión de Jesús al observar las multitudes. Me
pregunto cuándo aquel parque dejó de ser ese lugar mágico para socializar,
conversar directamente sobre el béisbol u otro asunto de la realidad nacional.
Al llegar a casa pregunté a mis hijos: ¿Dónde juegan los niños y las niñas
ahora? ¿Dónde se enamora la gente? Ellos
se rieron de mí y me contestaron: “Mami, ahora todo eso se puede hacer también
a través del teléfono o la computadora.”
Entiendo que es muy
importante para muchas familias la posibilidad de comunicarse con familiares
que han emigrado, pero no perdamos de vista que nuestras relaciones humanas son
más que mensajes de texto. Con Jesús aprendimos la importancia de ser
comunidad, de visitar a los enfermos, acompañar a los necesitados, comer algo
de pan y de pescado con los amigos. En fin, no nos dispersemos, nunca nada
podrá sustituir la riqueza de una relación humana, cercana y directa como la
que Dios tiene con nosotros.
Oración: Dios nuestro, gracias por tu cercanía. Ayúdanos a
ser cada vez más imagen tuya, siendo más humanos y más cercanos unos de otros. Amén.
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