Sunday,
May 26
OBEDIENT TO GOD
ECCLESIASTES 12: 1-14
Remember your Creator in the days of
your youth...
Ecclesiastes 12:1 (NIV)
I would say that this verse at the end
of the book of Ecclesiastes is the sage’s wisest conclusion. Youth is the
cornerstone of our Church, and our community relies on them to carry out the Great
Commission that Christ gave us before departing. There are useful elements
in their enthusiasm that can fan the flame we need to activate our Church. We
can energize and freshen our mission. Often we criticize or judge youth, but we
should ask ourselves: Have we given them a strong witness so they will be
committed to Jesus’ call? Have we followed up on their concerns and
opportunities for service? Do we motivate them and give them precise guidance
on work they can do in the Church? We can take as our own the preacher’s advice:
Care for your youth, watch your actions and conduct day and night, fear God.
Let us remember that the Psalmist said: Where
can I flee from your presence?
God looks deeply into our hearts and
recognizes good intentions. If you’ve decided to serve him, empty your heart
and soul to him. May this be our advice to young people but also to ourselves! Let us reflect on this text and appeal to God
to give us the necessary wisdom to follow our chosen path.
Prayer: We pray to you God that our youth may be obedient to
you when they make decisions in their lives. May we lead them to you by our testimony.
Amen.
Translation by
George Meek
OBEDIENTES A DIOS
ECLESIASTÉS 12:
1-14
Acuérdate de tu
creador en los días de tu juventud...
Eclesiastés 12:1
Este versículo
es el final del libro de Eclesiastés; diría yo, la más sabia conclusión del
sabio. La juventud es el pilar fundamental de nuestra Iglesia, en ellos se
apoya nuestra comunidad para llevar adelante la Gran Comisión que Cristo
nos dejara al partir. En su entusiasmo hay elementos útiles, que pueden prender
la llama que se necesita para activar nuestra Iglesia. De esta manera damos
movimiento y frescura a su misión. Muchas veces criticamos o juzgamos a los
jóvenes, pero preguntémonos: ¿Hemos dado un buen testimonio como para
encantarlos y comprometerlos con el llamado de Jesús? ¿Le hemos dado
seguimiento a sus inquietudes y posibilidades de servicio en la comunidad?
¿Motivamos o damos orientaciones precisas sobre el trabajo que pueden
desempeñar en la Iglesia? Tomemos también como nuestro el consejo que el
predicador ofrece a los jóvenes: ten cuidado de tu juventud, vela de día y
de noche por tus actos, por tu conducta, ten temor de Dios. Recordemos que
el salmista dijo: ¿…a dónde huiré de tu presencia…?
Dios mira la
profundidad de los corazones, y conoce las buenas intenciones. Si estás en sus
caminos, y has decidido entregarte a sus servicios, vacía tu corazón y tu alma
ante Él. ¡Qué este sea nuestro consejo a los jóvenes pero también a nosotros mismos! Reflexionemos en este texto y que Dios nos dé
la sabiduría necesaria para emprender el camino que hemos decidido tomar.
Oración: Oramos a ti
Dios nuestro, con el deseo de que
nuestra juventud sea obediente a ti a la hora de tomar decisiones en su
vida. Que también nosotros podamos conducirlos a ti con nuestro testimonio. Amén.
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