FRIDAY,
APRIL 4
GOD IS WITH US ALWAYS
PSALM 6
“Be merciful to me, Lord, for I am faint;
O Lord, heal me, for my bones are in agony”
Psalm 6:2
Anguish and fear begin in the mind, but they move into the entire
body, as if to remind us that we are one in body and mind. Fear does not remain
in our minds or in our hearts; it advances and invades even our legs and our
muscles. When we say “my legs are trembling,”
we are referring to the sort of fear that invades and paralyses us. Any of us who have experienced this will
never forget it! It is at such a moment that the psalmist invokes the Lord, but
at the same time he feels that God has abandoned him. But when we feel that God has abandoned us,
is it the Lord who is far away or is it that we have shut ourselves off from
his presence? The Lord Jesus himself felt that the Father had abandoned him as
he was facing the cross. It is possible
that, at such a given moment or within a limited experience of this kind, we
become painfully aware of our own weakness.
In that case the difficult moment can become a blessing. Let us not forget that.
Prayer: Lord, allow
the psalmist’s voice to guide our steps. Amen.
DIOS SIEMPRE
ESTÁ CON NOSOTROS
SALMO 6
“Señor, ten compasión de mí, pues me
siento sin fuerzas.
Señor, devuélveme la salud, pues todo el
cuerpo me tiembla”
Salmo 6:2
La angustia y el temor comienzan
en la mente, pero se trasladan a todo el cuerpo, como recordándonos que somos
una unidad. El miedo no queda en la mente o el corazón, avanza y se instala
también en las piernas y los músculos. Cuando decimos: “me temblaron las piernas”, estamos haciendo
referencia a ese miedo que nos invade y
nos paraliza. ¡Quienes hemos vivido esa experiencia no la olvidamos nunca! Es
en un momento como ese que el salmista invoca al Señor, pero a la vez siente
que Dios lo ha abandonado. Cuando sentimos realmente la presencia del Señor nos
llenamos de fuerzas. Pero cuando sentimos que Dios nos ha abandonado, ¿es que
el Señor está lejos o somos nosotros los que nos hemos cerrado a su
presencia? El mismo Señor Jesús sintió que el Padre lo había abandonado al
enfrentarse a la cruz. Eso sí, puede ocurrir también que un momento o
experiencia límite de este tipo, nos devuelva la conciencia de nuestra propia
debilidad. En ese caso el momento difícil puede ser de bendición. No lo
olvidemos.
Oración: Señor, permite que la voz
del salmista guíe nuestros pasos. Amén.
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