Saturday, July 19, 2014

Saturday, July 19 I WILL CALL OUT YOUR NAME PSALM 86

Saturday,  July 19
I WILL CALL OUT YOUR NAME
PSALM 86
“…abounding in love to all who call to you.”
Psalm 86:5
Upon reading this verse I recalled a question put to me by a Sunday school student: “If God is always with us, why do we need to invoke his name during the worship service?”  The invocation is more than a simple calling or request to God; it is the acknowledgement that we need to make of his constant presence in our lives. Invoking God’s name means opening up all our senses to his presence in the midst of joys and tribulations.  Without doubt, if we invoke it with faith and have the courage to hope in Him with perseverance and patience, we will receive great things. We need to continue praying and hoping in the Lord until we hear the sound of a great rain of blessings.  Call out his name and acknowledge his presence in each blessing that you enjoy each day. Remember that whenever you invoke him from deep within your heart, He will respond because he is attentive to the voice of your requests.

Prayer: Beloved God, we praise you with the assurance that you always hear our requests. Help us now to remain always in communion with you.  In the name of our Lord, Amen.  

INVOCARÉ TU NOMBRE
SALMO 86
“…y grande en misericordia
para todos los que te  invocan”
Salmo 86:5
Al leer este verso recuerdo una pregunta de un alumno de la escuela dominical: “¿Si Dios siempre está con nosotros por qué hemos de invocarle en el culto?” Y es que la invocación es más que un simple llamado o ruego a Dios, es el reconocimiento que debemos hacer de su presencia constante en nuestras vidas. Invocar a Dios significa abrir todos nuestros sentidos a su presencia en medio de las alegrías y las tribulaciones. Sin duda, si le invocamos con fe y tenemos valor para esperar en Él con perseverancia  y paciencia, recibiremos cosas grandiosas. Debemos de continuar orando y esperando en el Señor hasta oír el sonido de una gran lluvia de bendiciones. Invoca su nombre y reconoce su presencia en cada bendición de las que disfrutas diariamente. Recuerda que siempre que le invoques desde lo más profundo del corazón, Él te responderá porque está atento a la voz de tus ruegos.

Oración: Dios amado, te alabamos con la certeza de que siempre escuchas nuestras plegarias. Ayúdanos a mantenernos en comunión contigo. En el nombre de nuestro Señor. Amén.


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