Tuesday, May 5
Anniversary of the Reformed Presbyterian Church
“Getsemaní” (San José de
los Ramos)
CANCELING WOUNDS
3 John 10:11
We are afflicted in every way but not crushed;
perplexed but not driven to despair; persecuted but not forsaken;
struck down but not destroyed.
2 Corinthians 4:8-9
The old woman
complained about the mistreatment she received from a functionary. She arrived
at church trembling, and at the same time full of fury. All of us tried to calm
her for her own sake. It’s sad that at times we injure others with a rude
response, with violence, indifference or silence.
When we suffer abuses
it’s natural to explode in anger, but it has to be kept in mind that we cannot
change other people. We can, with God’s help, overcome the unpleasant moment
and not exacerbate it with anger, resentment and bitterness, for an unforgiving
spirit is worse than a cancer in our body. Jesus went to the cross for every
one of the sins we commit. The Lord is intimately conscious of the power of
forgiveness and the mitigation of injuries in our lives.
It’s necessary to
know how to reclaim the rights we have and to fight for them; we cannot condone
the weak to be abused because our God is love, is forgiveness, but also is
justice. What we can do is to cry out to the Lord for discernment, and in each
instance ask for his guidance and divine justice.
Prayer: Lord, you are our refuge in
the moment of our anguish; renew our thoughts and heal the wounds in our heart.
In
Jesus’ name, Amen.
Translation
by John Walter
CANCELANDO HERIDAS
3 JUAN 10:11
… que estamos atribulados en todo, pero no angustiados;
en apuros, pero no desesperados; perseguidos,
pero no desamparados; derribados, pero no destruidos…
2 Corintios 4:8-9
La anciana se quejaba del
maltrato recibido por un funcionario. Llegó a la Iglesia temblorosa y al mismo
tiempo llena de ira. Entre todos tratamos de calmarla por su propio bien. Es
triste las veces que dañamos a otros con una respuesta grosera, con violencia,
indiferencia o silencio.
Cuando sufrimos abusos, es
natural que estallemos de ira, pero hay que tener claro que si bien no podemos
cambiar a otras personas, si podemos con la ayuda de Dios superar el mal
momento y no alimentar, enojo, resentimiento, amargura, pues un espíritu no
perdonador es peor que un cáncer en nuestro cuerpo. Jesús fue a la cruz por
cada uno de los pecados que cometemos. El Señor está íntimamente consciente del
poder del perdón y de la cancelación de
las heridas, en nuestras vidas.
Hay que saber reclamar los
derechos que tenemos y luchar por ellos, no podemos permitir que se abuse del
más débil porque nuestro Dios es amor, es perdón pero también es justicia. Lo que sí podemos es clamar al Señor por
discernimiento y pedir en todo momento su guía y su justicia divina.
Oración: Señor, Tú eres nuestro
refugio en el momento de la angustia, renueva nuestros pensamientos y sana las
heridas de nuestro corazón. En el nombre de Jesús. Amén.
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