Thursday, August 13
CALL UPON ME
AND I WILL ANSWER
Psalm
145:10-21
“Before they
call I will answer;
While they
are still speaking I will hear.”
Isaiah 65:24
An invocation routinely heard is almost the same
as taking the name of God in vain. We
would be startled if God appeared each time that we call out his name. And yet, it is a great truth that God is near
and attentive to the clamor of his creatures and that any one of them can cry
out for him. “Cry out to me and I will respond” is one of the promises that a
Christian of faith sees constantly met in his daily relationship with the Lord.
God knows everything about you, but he doesn’t
stop listening to you even though you are a sinner. Conquering sin within ourselves is a victory
and that victory is won in Jesus Christ.
By truly crying out his name, you have opened
your heart. Do not call upon him in order to justify yourself; cry out to him
in order to be forgiven and he will be near you to listen to you. Don’t call
upon him for one thing, when you really need him for something else.
Souls can transmit in two waves: those of the humble sinner whom God receives
and that of the proud Pharisee who thinks he is telling God something that God
doesn’t already know.
Prayer: Thank you,
Lord, because you know me and you know what I need. Amen.
LLÁMAME Y TE RESPONDERÉ
Salmo 145:10-21
“Antes de que me pidan ayuda, yo les responderé; no habrán terminado de
hablar cuando ya los habré escuchado”
Isaías 65:24
Hay
una invocación rutinaria que es casi lo mismo que tomar el nombre de Dios en
vano. Nos asustaríamos si Dios apareciera cada vez que le llamamos. Sin
embargo, es una gran verdad que Dios está cercano y atento al clamor de sus
criaturas y que cada cual puede invocarle. «Llámame y te responderé», es una de
las promesas que el cristiano de fe ve cumplida constantemente en sus diarias
relaciones con el Señor.
Dios
lo sabe todo en cuanto a ti, pero no deja de escucharte porque seas pecador.
Vencer al pecado en ti es una victoria y esa victoria está ganada en
Jesucristo.
Al
invocarle de veras lleva tu corazón abierto. No le llames para justificarte;
llámale para ser perdonado y estará cercano a ti para escucharte. No le llames
para una cosa, cuando en realidad le quieres para otra.
Las
almas trasmiten en dos ondas: las del humilde pecador que Dios recibe y la del
orgulloso fariseo que pretende informar a Dios de lo que Dios no sabe.
Oración: Gracias, Señor, porque tú
me conoces y sabes lo que yo necesito. Amén.
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