Wednesday, August 12
A COMMON DESTINY
Ecclesiastes 9:2-9
“All share a common destiny…”
Ecclesiastes 9:2
There is a town in my province that has two
cemeteries: one at each entrance. Years
ago, one was for the wealthy people, with wider tombs and more elegant
buildings. The other was for the poorer
people, with smaller tombs and no constructions of any interest. What does capture one’s attention is how
anyone thought that the tombs should maintain inequalities when in reality they
were all destined for the same purpose.
Vanity and pride make us believe that there are
some groups of people who are better than others and who have more rights than
others. People are valued according to
their money, their properties, the way they dress themselves, and their social
positions, without taking into account that everyone shares a common destiny.
Therefore, don’t think about your tomb, think
about how much you can leave behind in the lives of others through your
actions, words and example: that is the
best monument that you can achieve.
Don’t work for death, work for life, living it
yourself in abundance so that when you are gone, you will be remembered as
someone who had a valuable existence.
Prayer: Enable me, Lord, to leave positive impressions in the lives of those
around me. Amen.
UN DESTINO COMUN
Eclesiastés 9:2-9
“A todos nos espera lo mismo”
Eclesiastés 9:2
Hay
un pueblo en mi provincia que tiene dos cementerios: uno a cada entrada. Hace
años, uno estaba destinado para la gente rica, sus tumbas son más amplias y con
construcciones más elegantes; el otro estaba destinado a la gente pobre, las
tumbas son más pequeñas y no hay ninguna construcción que llame la atención. Lo
que sí llama la atención es cómo se pensó que las tumbas debían mantener las
desigualdades cuando en realidad todas iban a servir para lo mismo.
La
vanidad y el orgullo nos hacen pensar que en vida hay grupos mejores que otros
y personas con más derechos que los demás. Se valora a la gente por el dinero,
las propiedades, el vestir y la posición social que tienen, sin tomar en cuenta
que el destino final de todo el mundo es el mismo.
Por
eso, no pienses en tu tumba, piensa en cuanto puedes dejar en la vida de los
demás con tus acciones, palabras y ejemplo: ese es el mejor monumento que
puedes lograr.
No trabajes para la muerte, trabaja para la vida, viviendo tú mismo en
abundancia para que cuando no estés se te recuerde como alguien que tuvo una
vida que valió la pena.
Oración: Capacítame, Señor, para dejar huellas positivas en las vidas de quienes me
rodean. Amén,
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