Friday, February 17
OUR TREASURE IS JESUS
MATTHEW 13: 44-46
…the kingdom of heaven is like a treasure hidden in a field…
Matthew 13:44
Why does Jesus
compare the Kingdom of God to a treasure if, as much in his world as in ours,
this term pointed to something that has a price tag or material value? I think
it is because he is suggesting that, in
the same way in which people who discover the existence of a treasure, they
don’t stop searching until they have found it. Therefore, this is how humans
should endeavor to obtain the Kingdom of God.
The Kingdom of God is that inexplicable something, whose transcendence and whose value is limitless.
What’s peculiar in its nature is that no map is needed to know where it is;
it’s not necessary to dig deep in the earth to reach it with one’s hand; it’s
not necessary to seek it in the ocean’s depths so that we can grab hold of it.
The Kingdom of God, unlike all possessions, is something within your reach, my
reach – everyone’s reach. Jesus, in all humility, is asserting that this
treasure containing salvation and abundant life is for everyone. In his time,
very few could grasp its incalculable value. Therefore, he openly calls for us
to more closely contemplate God’s will and God’s image in his person. Not with
the objective of being recognized and exalted; rather so that we are all able
to reorient our lives toward the will of the Father, with God as our starting
point. We must also reorient ourselves and our lives toward the recognition of
the greatness of Jesus.
Certainly, even
though all the things we have may be very valuable from a human standpoint,
they’re ephemeral, temporary, corruptible. He is the most exalted, the truest,
the most enduring, the most precious. And the wealth of love, friendship and
commitment he has offered you in your lifetime are indeed very valuable.
Prayer: Lord, help us to
internalize this beautiful thought that says: I choose Christ before all else…All the kingdoms of the world can’t
compare with Him. I choose Christ, I’ll stay with Him. He is the hidden
treasure I fervently seek. Amen.
Translated
by John Walter
NUESTRO TESORO
ES JESÚS
MATEO 13: 44-46
… el reino de los cielos es semejante
a un tesoro escondido n un campo…
Mateo 13:44
¿Por qué Jesús compara el Reino de Dios
con un tesoro, si tanto en
su medio como en el nuestro, este término apunta hacia algo que tiene un precio
o un valor material? Pues lo hace porque él pretendía que de la misma manera en que las personas
que se enteran de la existencia de un tesoro, no descansan hasta hallarlo; así el ser humano debe procurar obtener el
reino de Dios.
El Reino de Dios es ese algo, un tanto
inexplicable cuya trascendencia y cuyo valor no tiene fin. Lo peculiar en su
carácter de tesoro es que no hay que buscar un mapa para saber dónde está; no hay que cavar profundo en la tierra para tenerlo al
alcance de la mano; no hay que buscarlo en el fondo del mar para apoderarse de
él. El reino de Dios, a diferencia de todas las posesiones, es algo que está al alcance de ti, de mí, de todos. Jesús con toda humildad se proclama como ese
tesoro que contenía salvación y vida en abundancia para todos. En su medio muy pocos habían sido
capaces de considerar su incalculable valor. Por tanto, de forma abierta él efectúa un llamado a contemplar más de cerca la
voluntad de Dios y la imagen de Dios en su persona. No con el objetivo de ser reconocido y exaltado; sino con
el propósito de que partiendo de él todos fueran capaces de orientar sus vidas
hacia la voluntad del Padre. Se hace necesario que tú también reorientes tus
pasos y tu vida hacia el reconocimiento de la grandeza de Jesús. Ciertamente
todas las cosas que tenemos, aunque desde el punto de vista humano tengan mucho
valor, son efímeras, temporales, corruptibles. Él es lo más grande, lo más
cierto, lo más duradero, lo más valioso. Y son valiosos su amor, su amistad, su entrega y todo aquello que durante tu propia vida te ha
ofrecido a caudales.
Oración. Señor, ayúdanos a interiorizar este lindo
pensamiento que dice: “Prefiero a Cristo antes que tener... Todos los reinos
del mundo, no se comparan con Él. Prefiero a Cristo, me quedo con Él. Es el
tesoro escondido que tanto busqué.” Amén.
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