Friday, February 24
A LONG AND NARROW
PATH
1 CORINTHIANS 12
But eagerly desire the greater gifts. And now I will show you the most
excellent way.
1 Corinthians 12:31
There is a weed that
we may have planted as of our childhoods or as we grow up, due to financial,
social and cultural inequalities which allow, so to speak, for these malignant
plants to grow within the hearts of some people, and to cause them a great deal
of harm. Its name is envy. When parents
do not know how to guide a child who is faced with the desire to possess the
toy of another child, or do not recognize the virtues and abilities of their
children, we begin to accentuate in them the habit of not sharing with others;
of looking at what others have done that they would like to do themselves, or
to possess the things they lack and that others have.
We put so much
thought into what others have, that we do not perceive the virtues that we
possess and the gifts that God has bestowed upon us. The Lord has given each
one of us one or more gifts, and yet, no one is more important than anyone
else. It is up to us to discover and to develop these gifts so that the Lord
can use us in his great ministry. We all
carry within ourselves a light that is reflected on our faces, and in our daily
dealings. One who is sure of oneself is
understanding, good, affectionate, without being an extremist in one’s judgment
of others. If at some point in your life
you need to point out an erroneous attitude to a fellow believer, this warning
or advice should not contain any hatred, nor destruction nor of taking
advantage of the situation. We should
know how to express our criticism without hurting another’s feelings. Human happiness cannot be found in another’s
good fortune. There are those who enjoy
life more as they destroy the life of another, but such a person will never be
able to gain eternal life.
Prayer: Lord, grant
that I use my gifts in service to the community, that I may walk only on your
path planting flowers without thorns that may harm another. Amen.
Translation by Elisa
Menocal
UN CAMINO ESTRECHO Y LARGO
1 CORINTIOS 12
Procurad pues los dones
espirituales,
mas yo les muestro un camino aún
más excelente
1 Corintios 12:31
Existe una mala hierba que quizás
la sembramos ya desde la niñez o a medida que crecemos debido a las
desigualdades económicas, sociales y culturales que permiten, por así decirlo, que florezcan estas plantas
malignas que crecen en los corazones de algunas personas y en gran medida hacen
mucho daño. Su nombre es la envidia. Cuando los padres no saben guiar al niño
ante el deseo de poseer un juguete de otro niño, o no reconocen en sus hijos
sus virtudes y aciertos, vamos acentuando en ellos el hábito de competir con
los demás, de mirar que ha hecho el otro que yo quisiera hacer o que tiene el
otro que yo no posea. Ponemos tanta fuerza de pensamiento en lo ajeno que no
nos percatamos de las virtudes que poseemos y de los dones que Dios nos ha
dado. El Señor a cada uno de nosotros nos ha otorgado uno o más dones y no por
ello uno es más importante que el otro. Nos toca a nosotros descubrir y
desarrollar los mismos para que el Señor nos pueda utilizar en su gran
ministerio. Todos llevamos dentro una luz que se refleja en nuestro rostro, en
nuestro andar cotidiano; quien está seguro de sí mismo, es comprensivo, bueno,
cariñoso, sin ser extremista en la forma
de enjuiciar a los demás. Resulta saludable que si en un momento de tu vida
debes señalar a un hermano una actitud errónea, este señalamiento o consejo no
debe contener odio, ni el ánimo de destruir, ni de sacar provecho de la
situación. Debemos saber expresar nuestro criterio sin herir los sentimientos
ajenos. La felicidad humana no podemos buscarla en la dicha ajena, hay quien
disfruta más de la vida mientras más destruye la vida del otro, pero esa
persona jamás podrá alcanzar la vida eterna.
Oración: Señor, permite que use mis dones al servicio de la
comunidad, que ande solo en tu senda sembrando flores que no tengan espinas que
dañen al prójimo. Amén.
No comments:
Post a Comment