Sunday, February 26
Celebration of the Dependent Church in Paraíso Obrero
SHE HAS NEVER SINCE SMILED AGAIN
PSALM 27:1-3
The LORD is my light and my
salvation—whom shall I fear?
Psalm 27:1
I’ve been observing a neighbor in my
community for some time now. Her smile has completely disappeared from her
face. She was a smiling person; her joy
was contagious. She was a person who
always had a smile for everyone no matter her own circumstances. But something
happened to suddenly make her lose that smile that made her unique and which
many of us envied in an agreeable manner.
We all go through such moments: those moments in which the last thing we
want to do is to smile; those moments in which we feel that nothing will
satisfy us; in which, no matter how much we want to smile, the desired smile
fails to appear.
In those moments, God wants to see that smile
on our faces once again. And that is
precisely when we close ourselves off: we don’t speak to anyone; we quit
praying. It’s as if sadness had taken us
by surprise, and despite wanting to renounce this feeling that ties us down, we
cannot. There are always people who want to help us in those moments, but we
distance ourselves from them. But God
wants to place a beautiful smile upon our faces; He wants us to know that the
circumstances do not matter. He has always been by our side. And even if things didn’t turn out the way we
wanted, that means that His plans are better than the ones you had.
Smile because you are worthy; smile because
He chose you; smile because in your darkest moments, His hand has sustained
you; smile because He has not forgotten you; smile with the assuredness that
God is acting in your favor.
Prayer: Thank you, Jesus, for your promise to
be with us every day until the end. In
your name we pray. Amen.
Translation by Elisa
Menocal
Celebración de la Iglesia dependiente en Paraíso Obrero
ELLA NO HA VUELTO A SONREÍR
SALMO 27:1-3
Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?
Salmo 27:1
Desde hace algún tiempo vengo observando a una vecina de mi
comunidad. Su sonrisa se le ha borrado del rostro. Era una persona sonriente,
que contagiaba alegría, una persona que siempre tenía una sonrisa para todos a
pesar de cualquier circunstancia que estaba pasando. Sin embargo, algo pasó
para que de pronto fuera perdiendo aquella sonrisa que la hacía ser única y que
más de uno envidiábamos de sana manera. Y es que todos pasamos por esos
momentos: momentos en los que lo menos que queremos hacer es sonreír, esos
momentos en los cuales sentimos que nada nos satisface, en los que por más que
queramos esa sonrisa anhelada no aparece. En esos momentos, Dios desea ver
nuevamente esa sonrisa en nuestros rostros; y es precisamente ahí donde más nos
encerramos en nosotros mismos: no hablamos con nadie, dejamos de orar. Es como
si la tristeza nos tomara por asalto, y a pesar de querer renunciar a este
sentimiento que nos ata, no podemos. En estos momentos siempre hay personas que
nos quieren ayudar, pero nos alejamos de ellas. Pero Dios quiere fabricarnos
una hermosa sonrisa en nuestro rostro, quiere que sepamos que no importan las
circunstancias. Él siempre ha estado a nuestro lado. Y aunque las cosas no
salieron como esperabas, eso significa que sus planes son mejores que los que
tú tenías.
Sonríe porque vales, sonríe porque Él te escogió, sonríe
porque en tus momentos más duros su mano te ha sostenido, sonríe porque Él no
se ha olvidado de ti, sonríe con la seguridad de que Dios está actuando en tu
favor.
Oración: Gracias Jesús, por tu promesa de estar con nosotros todos
los días hasta el fin. En tu nombre oramos,
amén.
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