Friday, April 14
GOOD FRIDAY
THIRST
PSALM 22:15-18
Later, knowing that
everything had now been finished,
and so that Scripture
would be fulfilled, Jesus said, “I am thirsty.”
John 19:28
Thirst is one of the most frightening agonies
a human can suffer. It’s quite true there are people who have endured
hunger for some weeks, but thirst will lead to death in a few days.
Jesus, on suffering physical thirst,
confronts us with injustice and the derision that we as humans are capable of
perpetuating. He, who offered living water to all those who wanted it,
experienced thirst in the final moments of his life, in his earthly existence.
Beyond physical thirst he experienced a thirst
for faithfulness, for commitment, for justice, a thirst that was not satiated
by the majority of his disciples, much less by his people.
It’s sad that today, as in those times, we
call ourselves Jesus’s followers, but we are not capable of satiating his
thirst. We offer thousands of excuses at the hour of responding to his call and
of working in a consistent manner for God’s kingdom, because “our duties are
more important.” The best way of remembering Jesus’s death today is committing
ourselves to him. Don’t let the Lord suffer thirst because of us.
Prayer: Beloved Lord, you
suffered unimaginable agonies of body and spirit, dragging our sins to the
cross. How can we show you our love and gratitude? Take our lives as a
sacrifice, and may this be pleasing to you. Help us to bring your kingdom to
others, so that they might enjoy your eternal salvation. We implore this in
your name. Amen.
Translated by John Walter
VIERNES
SANTO
SED
SALMO 22:15-18
Sabiendo Jesús
que todo ya estaba consumado, dijo,
para que la
Escritura se cumpliese: Tengo sed
Juan 19:28
La sed es una de las más
espantosas agonías que el ser humano
puede sufrir. Si bien es cierto que ha habido quienes han soportado el hambre
por varias semanas, la sed provoca la muerte en unos pocos días.
Jesús, al sufrir la sed física, nos pone frente a la
injusticia y el escarnio que somos capaces de perpetrar los seres humanos. Él,
que ofreció el agua viva a todo aquel que la quisiera, tuvo sed en el último
momento de su vida, en su paso por la tierra.
Además de la sed física, tuvo
sed de fidelidad, de compromiso, de justicia. Una sed que no fue saciada por la
mayoría de sus discípulos y mucho menos por su pueblo.
Es triste que hoy, como en
aquel tiempo, nos llamemos seguidores de Jesús, pero no somos capaces de saciar
su sed. A la hora de responder a su llamado y trabajar de manera consecuente
para la obra de Dios, ponemos miles de excusas, porque “lo nuestro es más
importante”. La mejor manera de recordar la muerte de Jesús en este día, es
comprometiéndonos con él. No dejemos que el Señor sufra sed de nosotros.
Oración: Amado
Señor, tú sufriste indecibles agonías de cuerpo y de espíritu, llevando
nuestros pecados en la cruz. ¿Cómo podremos mostrarte nuestro amor y gratitud?
Toma nuestra vida como un sacrificio, y que este sea agradable delante de ti.
Ayúdanos a traer a otros a tu Reino, para que disfruten de tu eterna salvación.
En tu nombre lo
imploramos. Amén.
No comments:
Post a Comment