Saturday,
November 25
International
Day for the Elimination of Violence against Women
NEITHER DO I CONDEMN YOU
JOHN 8:1-11
“Then neither do I condemn you,” Jesus
declared.
“Go now and leave your life of sin.” (NIV)
John 8:11
So much thirst for vengeance and so many
accusers! The religious leaders of Israel were full of wrath with great indignation.
They had in their clutches a woman accused of adultery. It was not a trumped-up
charge: the woman was guilty. She knew it, her accusers knew it, and Jesus knew
it. The Jewish Law ordered death by stoning. However, at that time Jesus was
less concerned about what the woman deserved and more concerned about what she
needed.
She didn’t need a trial. She had already
been tried and convicted by the court of public opinion. What she needed was
kindness. I have always asked myself, where was the man who was taken with her
in adultery? If he was also guilty, according to the law, why was he not
brought before Jesus to be stoned? Fidelity, morality, and good behavior were
the last things on the minds of the religious leaders. They cared more about
ridiculing Jesus and putting the woman on center stage.
We all know the story. Jesus refused to
go along with the accusers and defended the woman. As sinners ourselves, the
last thing we should demand is that other sinners get what they “deserve.” Since
we have received God’s mercy and salvation, how could we ignore Jesus’ words
and actions in John 8? Jesus treated the woman graciously, despite her error. By
so doing, He demonstrated His justice. We are not called on to approve the
actions of others, but to show them the goodness and loving justice of God.
Prayer: Help me, Lord, to be less condemning of
others and to show more mercy, speaking with kindness and love. Amen.
Translation by
George Meek
Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres
NI YO TE CONDENO
JUAN 8:1-11
Entonces Jesús le dijo:
ni yo te condeno; vete y no peques más
Juan 8:11
¡Cuánto deseo de venganza
y cuántos acusadores! Los líderes religiosos de Israel estaban rabiosos con
gran indignación. Tenían en sus garras a una mujer acusada de adulterio. No se
trataba de un cargo inventado: la mujer era culpable. Ella lo sabía, sus
acusadores lo sabían y Jesús lo sabía. La ley judía mandaba apedrearla hasta la
muerte. Sin embargo, en ese momento, Jesús estaba menos preocupado por lo que la mujer merecía
y más preocupado por lo que necesitaba. No necesitaba juicio. Ella ya había
sido juzgada y condenada por el tribunal de la opinión pública. Lo que necesitaba era bondad.
Siempre me he preguntado
¿Dónde estaba el hombre con el que fue encontrada en adulterio? ¿Si él también
era culpable, al decir de la ley, por qué no fue traído ante Jesús para ser
apedreado? Y es que lo que menos importaba para esos líderes religiosos era la
fidelidad, la moral o las buenas costumbres. Ellos estaban más interesados en
poner en ridículo a Jesús y para eso ponen a esta mujer en el centro de la
escena.
Todos conocemos la
historia. Jesús se negó a ponerse del lado de sus acusadores, más bien la
defendió. Como pecadores mismos, lo último que debemos exigir es que otros
pecadores obtengan lo que “merecen”. Dado que hemos recibido la misericordia de
Dios y la salvación ¿Cómo podemos ignorar las palabras y acciones de Jesús en
Juan 8? Jesús trató a la mujer con amabilidad, a pesar de su error. Al hacerlo,
Él mostró su justicia. No se nos pide que aprobemos las acciones de otros, pero
se nos pide que les mostremos la bondad, y la justicia amorosa de Dios.
Oración: Ayúdame Señor, a condenar
menos a los demás y a mostrar más misericordia, a hablar con bondad y amor. Amén.
No comments:
Post a Comment