Wednesday, November 29, 2017

Wednesday, November 29 ANGER Mark 3:1-6

Wednesday, November 29
ANGER
MARK 3:1-6

He looked around at them in anger… (NIV)
Mark 3:5

Often we get angry about trivial things, or use our anger to mask deep sadness or fear. But Jesus shows us a pure, just, and dynamic anger. When Jesus got angry, he acted in love and in a positive manner against the evil that triggered his anger, like the time he threw the greedy money changers out of the temple so that his Father’s house could be a house of prayer and not a den of thieves.

We can see Jesus’ just anger in Mark 3. Jesus’ enemies were more concerned with trapping Him than with alleviating human suffering. Jesus was angry about the Pharisee’s legalistic manner of thinking. His anger moved Him to act: he healed the man in front of them and rejected their erroneous way of thinking by showing them that ministering to others is more important than religious observances. So, the divine model is clear: God’s response to anger is invariably a loving act to halt the evil and redeem the sinner.

Every time we find something we think is evil, cruel, or unjust, we get angry. According to the divine plan, this anger should lead us to act in love, positively, to correct what is wrong, and to restore the relationship with the offender. Anger is not intended to stimulate us to do destructive things against those who may have offended us, and is no excuse to say or do destructive things to our neighbor. The basic purpose of anger is to motivate us to act in a loving and positive manner.


Prayer: I confess, Lord, that my anger is sometimes banal. Please help me to change for the better. Amen.


Translation by George Meek




EL ENOJO
MARCOS 3:1-6

Entonces, mirándolos alrededor  con enojo…
Marcos 3:5

Demasiado a menudo nos enojamos por asuntos triviales, o usamos nuestro enojo para disimular una profunda tristeza o temor. Sin embargo, Jesús nos muestra un enojo puro, justo y dinámico. Cuando Jesús se enojaba, actuaba en amor y de manera positiva contra la maldad que había encendido su enojo, como la vez que echó a los codiciosos mercaderes del templo para que la casa de su Padre fuera una casa de oración y no una cueva de ladrones.

Podemos ver el enojo justo de Jesús en Marcos 3. Los enemigos de Jesús se preocupaban más por atrapar a Jesús que por aliviar el sufrimiento humano. Jesús estaba enojado con la manera de pensar legalista de los fariseos. Su enojo le llevó a actuar: sanó al hombre frente a ellos y rechazó su manera de pensar equivocada, al demostrarles que el ministerio humano era más importante que las observancias religiosas. De modo que el modelo divino es claro: la respuesta de Dios al enojo es siempre actuar en amor, con el objeto de detener la maldad y redimir al transgresor.

Cada vez que nos encontramos con algo que creemos que es malo, cruel o injusto, experimentamos enojo. Según el designio divino, este enojo debe llevarnos a actuar en amor y de manera positiva a fin de corregir lo que está mal,  y donde hubo una relación, restaurar la relación con el transgresor. El enojo no está destinado a estimularnos a hacer cosas destructivas contra aquellos que podrían habernos ofendido, ni nos da licencia para decir o hacer cosas destructivas hacia nuestro prójimo. El objetivo fundamental del enojo es motivarnos a actuar en amor y de manera positiva.

Oración: Reconozco mi enojo Señor por que a veces es banal. Ayúdame a cambiar para bien. Amén.


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