Wednesday,
November 29
ANGER
MARK 3:1-6
He looked around at them in anger… (NIV)
Mark 3:5
Often we get angry about trivial things,
or use our anger to mask deep sadness or fear. But Jesus shows us a pure, just,
and dynamic anger. When Jesus got angry, he acted in love and in a positive
manner against the evil that triggered his anger, like the time he threw the
greedy money changers out of the temple so that his Father’s house could be a
house of prayer and not a den of thieves.
We can see Jesus’ just anger in Mark 3. Jesus’
enemies were more concerned with trapping Him than with alleviating human
suffering. Jesus was angry about the Pharisee’s legalistic manner of thinking. His
anger moved Him to act: he healed the man in front of them and rejected their
erroneous way of thinking by showing them that ministering to others is more
important than religious observances. So, the divine model is clear: God’s
response to anger is invariably a loving act to halt the evil and redeem the
sinner.
Every time we find something we think is
evil, cruel, or unjust, we get angry. According to the divine plan, this anger
should lead us to act in love, positively, to correct what is wrong, and to
restore the relationship with the offender. Anger is not intended to stimulate
us to do destructive things against those who may have offended us, and is no
excuse to say or do destructive things to our neighbor. The basic purpose of
anger is to motivate us to act in a loving and positive manner.
Prayer: I confess, Lord, that my anger is
sometimes banal. Please help me to change for the better. Amen.
Translation by George Meek
EL ENOJO
MARCOS 3:1-6
Entonces, mirándolos
alrededor con enojo…
Marcos 3:5
Demasiado a menudo nos
enojamos por asuntos triviales, o usamos nuestro enojo para disimular una
profunda tristeza o temor. Sin embargo, Jesús nos muestra un enojo puro, justo
y dinámico. Cuando Jesús se enojaba, actuaba en amor y de manera positiva
contra la maldad que había encendido su enojo, como la vez que echó a los
codiciosos mercaderes del templo para que la casa de su Padre fuera una casa de
oración y no una cueva de ladrones.
Podemos ver el enojo
justo de Jesús en Marcos 3. Los enemigos de Jesús se preocupaban más por
atrapar a Jesús que por aliviar el sufrimiento humano. Jesús estaba enojado con
la manera de pensar legalista de los fariseos. Su enojo le llevó a actuar: sanó
al hombre frente a ellos y rechazó su manera de pensar equivocada, al
demostrarles que el ministerio humano era más importante que las observancias
religiosas. De modo que el modelo divino es claro: la respuesta de Dios al
enojo es siempre actuar en amor, con el objeto de detener la maldad y redimir
al transgresor.
Cada vez que nos
encontramos con algo que creemos que es malo, cruel o injusto, experimentamos
enojo. Según el designio divino, este enojo debe llevarnos a actuar en amor y
de manera positiva a fin de corregir lo que está mal, y donde hubo una relación, restaurar la
relación con el transgresor. El enojo no está destinado a estimularnos a hacer
cosas destructivas contra aquellos que podrían habernos ofendido, ni nos da
licencia para decir o hacer cosas destructivas hacia nuestro prójimo. El
objetivo fundamental del enojo es motivarnos a actuar en amor y de manera
positiva.
Oración: Reconozco mi enojo Señor
por que a veces es banal. Ayúdame a cambiar para bien. Amén.
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