Tuesday, November 21, 2017

Tuesday, November 21 A THORN IN THE FLESH 2 Corinthians 12:9-10

Tuesday, November 21
A THORN IN THE FLESH
2 CORINTHIANS 12:9-10

My grace is enough for you, because power is made perfect in weakness.

2 Corinthians 12:9 (CEB)


Paul was one of the most outstanding leaders of the early Christian church. Nevertheless, he dealt with a time of suffering from an illness in his body. Three times he begged God to heal him. As is shown in today’s verse, God’s answer was very clear.

After reflecting, Paul concluded that his illness was so that he would not grow vain due to the great revelations God had given him. He saw his physical problem as positive and loving discipline. 

In the end, Paul recognized that the loving discipline of God had achieved its task. His only response could be gratitude to God.

Although our initial answer to the discipline of God could be writhing in pain and questioning what God is doing, if we continue listening to his voice, it is likely that we will discover that it is during the moments of greatest pain that we most intensely experience the love of God.

Prayer:  Today I confess, Lord, that I don’t always understand your way of operating. I ask you for wisdom to understand your will. Help me to always trust in you. Amen.

Translation by Deborah McEachran

UNA ESPINA EN LA CARNE
2 CORINTIOS 12:9-10

Bástate mi gracia; porque mi poder
se perfecciona en la debilidad

2 Corintios 12:9


Pablo fue uno de los líderes más destacados que tuvo la iglesia cristiana primitiva. Sin embargo, se resistió a la hora de padecer una enfermedad en su cuerpo. Tres veces rogó a Dios que le sanara. La respuesta de Dios fue muy clara como muestra el versículo de hoy.

Después de reflexionar, Pablo concluyó que su enfermedad era para que no se envaneciera debido a las grandes revelaciones que Dios le había dado. Él veía su problema físico como una disciplina positiva y amorosa.

Al final Pablo reconoce que la disciplina amorosa de Dios había logrado su cometido. Así que no tuvo otra respuesta más que la gratitud a Él.

Aunque nuestra respuesta inicial a la disciplina de Dios podría ser retorcernos de dolor y cuestionar lo que Él está haciendo, si seguimos escuchando su voz, es probable que descubramos que es durante nuestros momentos de mayor dolor que experimentamos más intensamente el amor de Dios.
  
Oración: Hoy confieso Señor, que no siempre entiendo tu manera de actuar. Te pido sabiduría para entender tu voluntad y que me ayudes a confiar siempre en ti. Amén.


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