Thursday, April 12
Anniversary of JUPRECU
WHEN THE WIND BLOWS
MATTHEW 25: 1-13
Therefore keep watch,
for you do not know the day or the
hour
the Son of Man will return.
Matthew 25: 13
Some years back a landowner went
searching for workers. But he received many rejections, since people refused
this work because they were afraid of the horrible storms of that region.
Finally a short and slender man of middle age came soliciting the work. The
land owner asked him if he was a good laborer, to which the man replied, “I can
sleep when the wind blows.” Largely confused by the answer, but desperate for
the help, the landowner contracted him.
One night the wind blew noisily.
The landowner jumped from his bed, grabbed the lamp and ran to the employee’s
lodging. He shook the man who was sleeping and shouted at him, “Get up! A storm
is coming. Batten down things before they’re blown away.” The man turned over
in bed and answered him, “Sir, I already told you I can sleep when the wind
blows.” Infuriated by his reply, the landowner was tempted to immediately fire
him; but instead of that he hurried to leave and prepare the area for the
storm. But to his astonishment he found that all of the haystacks had been
covered with tarpaulins, firmly tied to the ground. The cows were well
protected in the barn, the chickens in the hen house, and all the doors were
closed and secured. Everything was secured; nothing could be dragged away.
When we find ourselves spiritually
and mentally prepared, we have nothing to fear. Can you sleep when the wind
blows?
Prayer: Prepare me,
Lord, spiritually and mentally for each thing that life presents. May I be able
to remain tranquil when the winds of the storm blow, knowing that there is
nothing I need to fear. Amen.
Translation by John Walter
Aniversario de la
JUPRECU
CUANDO EL VIENTO SOPLA
MATEO 25: 1-13
Estén atentos porque ustedes no saben el día ni la
hora
en que el Hijo del hombre vendrá
Mateo 25: 13
Hace algunos años
un hacendado andaba buscando
empleados. Pero, recibió muchos rechazos, pues las personas rehusaban este trabajo, porque le temían
a las horribles tempestades de aquella región. Finalmente un hombre bajo y
delgado de edad media llegó solicitando
el trabajo. El hacendado le preguntó que si era buen labrador, a lo que el
hombre le respondió: “Yo puedo dormir cuando el viento sopla”. Bastante confuso
con la respuesta pero desesperado por la
necesidad, el hacendado lo contrató.
Una noche el viento sopló ruidosamente. El hacendado
saltó de la cama, agarró una lámpara y corrió hasta el alojamiento del
empleado. Sacudió al hombre que estaba durmiendo y le gritó: “ ¡Levántate! Una
tempestad está llegando. Amarra las cosas antes de que sean arrastradas”. El
hombre se dio vuelta en la cama y le contestó: “Señor, ya yo le dije que puedo
dormir cuando el viento sopla”. Enfurecido por la respuesta, el hacendado
estuvo tentado a despedirlo inmediatamente. En vez de eso, se apresuró para salir y
preparar el terreno para la tempestad. Pero para su asombro, encontró que todas
las parvas de heno habían sido cubiertas con lonas firmemente atadas al suelo.
Las vacas estaban bien protegidas en el granero, los pollos en el gallinero y
todas las puertas muy bien cerradas y aseguradas. Todo estaba amarrado. Nada
podría ser arrastrado.
Cuando nos encontramos preparados espiritual y
mentalmente, no tenemos nada que temer. ¿Puedes tú dormir cuando los vientos
soplan?
Oración: Prepárame Señor, espiritual y mentalmente para cada
ocasión que se me presente en la vida. Permite que pueda permanecer tranquilo
cuando los vientos de tempestad soplan, sabiendo que a nada debo temer. Amén.
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