Sunday, July 17
ALL ARE THE
SAME
ROMANS 2:1-11
“For God shows
no partiality”
Romans 2:11
Jeremiah 17:9 says that the heart is deceitful above all
else. Sometimes we believe that we are good and that our heart is the best.
Perhaps we are pious and repent of our mistakes before God. Sometimes we are
willing to initiate a sincere process of seeking conversions, but do we really
want to share our space with people whom we consider to be “different”? Are we
absolutely convinced that everyone needs God?
God is a great restorer of justice and wants us to help
him by carrying the message of salvation to the very edges of society – and
even more to those who hold power.
If we help humanely but do not help to repair hearts with
the cleansing Word of God, we only love others by half. Jesus was a true
example of dedication and love without limits. He kept company with fishermen,
tax collectors, dignitaries, women called sinners, the sick, and the outcasts
of society.
Let us remember, as today’s text says, that God loves
everyone the same and shows no partiality. Let us then also be faithful imitators of
Christ in this manner.
Prayer: Loving God, give us your Spirit to help others to know
you. Help us to share your good news just as Jesus did without showing partiality. Amen.
Translated
by John Potter
TODOS SOMOS IGUALES
ROMANOS 2:1-11
“porque
para Dios no hay acepción de personas”
Romanos 2:11
En Jeremías 17:9 dice que el corazón es
engañoso, más que todo. En ocasiones nos creemos que somos buenos y que nuestro
corazón es el mejor. Quizás seamos personas piadosas, y nos arrepentimos ante
Dios por nuestros errores. En ocasiones estamos muy dispuestos a iniciar un
proceso de conversión sincera; pero ¿aceptamos realmente que personas a las que
consideramos “diferentes”, compartan nuestros espacios? ¿Estamos convencidos
que de absolutamente todas las personas necesitan a Dios?
Dios es un excelente restaurador de las
razones y desea que nosotros le ayudemos a realizar esta labor, llevando el
mensaje de salvación hasta los marginados de la sociedad y más aún, hasta los
que tienen el poder.
Si ayudamos humanitariamente, pero no
ayudamos a reparar los corazones con la Palabra sanadora de Dios, estamos
amando a medias. Jesús fue un verdadero ejemplo de entrega y amor sin límites.
Él compartió con pescadores, cobradores de impuestos, altos dignatarios,
mujeres consideradas pecadoras, personas enfermas, excluidos de su sociedad.
Tengamos presente que, tal y como dice el
texto que proponemos para hoy, Dios ama a todos por igual y no hace acepción de
personas. Seamos pues fieles imitadores de Cristo en esta perspectiva también.
Oración: Amante Dios,
danos de tu Espíritu para hacer que otros te conozcan. Ayúdanos a compartir tu
buena noticia tal y como lo hizo Jesús, sin distinción de personas. Amén.
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